Investigan a Miguel Núñez, el vocero de Kirchner

BUENOS AIRES (ABA).- Ricardo Jaime, el secretario de Transporte vinculado al escándalo de Southern Winds, no es el único funcionario K en la mira de Justicia. Miguel Núñez, el vocero presidencial, también está siendo investigado en dos causas: una por supuesto enriquecimiento ilícito que lleva adelante Manuel Garrido, el fiscal de Investigaciones Administrativas; y en otra iniciada por la Oficina Anticorrupción por el supuesto uso como auto oficial de un auto prestado por cortesía por una empresa automotriz, algo que está prohibido. Nunca la Justicia había puesto la lupa sobre un funcionario tan cercano al Presidente.

El expediente por enriquecimiento ilícito se inició tras un artículo de la revista «Noticias» que detalló cómo Núñez pasó de ser un moroso incobrable en los registrados del Banco Central a comprarse un semipiso en el barrio porteño de Caballito, valuado en medio millón de pesos. Tras la publicación de la nota, fue la OA la que abrió un expediente. Días después, Núñez se presentó a declarar y aseguró que el inmueble había sido comprado con ahorros propios y tras un préstamo que le había hecho su pareja, Graciela Otegui, quien trabaja junto a él en la vocería presidencial. El vocero, según consta en los registros oficiales, cobraba un sueldo de 3.000 pesos al momento de comprarse el departamento, aunque se lo aumentaron a 6.000. La OA, liderada por Abel Fleitas Ortiz de Rozas, entendió que las explicaciones del funcionarios fueron convenientes y, sin más, dio por terminado el caso.

La causa por el uso indebido de los autos oficiales aún continúa abierta, tal vez porque quedó vinculada a otra similar que lleva adelante el juez Jorge Urso y que fue iniciada en tiempos de la presidencia de Fernando de la Rúa. Luego de que Núñez fuera fotografiado en un auto propiedad de una empresa automotriz, y para evitar nuevos escándalos, Kirchner mandó a todos los funcionarios a devolver los vehículos prestados por las empresas. Muchos ministros se movían en autos de esas características y, en privado, se mostraron enojados con Núñez por haber «descuidado las formas».

El fiscal Manuel Garrido abrió un expediente por supuesto enriquecimiento ilícito contra el vocero presidencial.

Informador que no informa

Aunque es el vocero presidencial, Miguel Núñez casi no habla con los periodistas. Esa actitud genera un gran enojo entre los cronistas acreditados en Casa de Gobierno, que a fin del año pasado lo «premiaron» con el simbólico «premio Limón», por su «mala predisposición para informar sobre la actividad presidencial».

Semanas después, el círculo de Periodistas Acreditados en la Casa de Gobierno envió una carta a Kirchner pidiéndole una reunión para expresarles las dificultades que encuentran en su trabajo ya que el vocero no cumple con su trabajo, es decir, informar sobre las actividades presidenciales. Los corresponsales extranjeros acreditados en la Argentina se quejaron en el mismo sentido.


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