Investigan «bailes» a aspirantes a policías

El director del establecimiento dijo que dos instructores fueron trasladados.

SIERRA GRANDE (Especial).- El director de la escuela de Agentes de Policía de Sierra Grande, desconocía los presuntos malos tratos. El comisario mayor Aldo Gentili dijo que se enteró del tema hace unos días cuando desde la Jefatura le pidieron informes sobre posibles maltratos a los aspirantes. Destacó que por el momento la Jefatura ordenó una exhaustiva investigación interna para determinar si existieron tales excesos policiales.

Sin embargo Gentili confirmó que dos instructores fueron trasladados de la escuela a otras dependencias policiales por orden expresa de la cúpula policial, pero dijo desconocer «si es por este caso».

Hace unos días la escuela «sargento Primero Domingo Salinas» cerró sus puertas y los aspirantes tuvieron un imprevisto receso por una semana, al ser detectados un caso de sarna y otro de hepatitis entre los estudiantes. Trascendidos señalaron que ese cierre temporario estuvo vinculado a un reordenamiento interno, lo que fue desmentido tanto por el director Gentili, quien aseguró que existen certificados médicos que acreditan la presencia de la enfermedad (sarna y hepatitis). Destacó además que el establecimiento fue desinfectado y fue autorizada por el comando superior la suspensión de las actividades.

El director de la escuela también desconoció los presuntos abusos que han tomado estado público al sostener que «no tengo nada que esconder» aunque destacó que en el caso de existir «no los permitiría» y confía en el curso de la investigación.

No obstante se supo que hace unos diez días un joven debió ser atendido en el policlínico local, desde donde se indicó que se trató de un caso de un aspirante que ingresó con un cuadro de hipertensión arterial mientras realizaba educación física. El mismo cadete pidió más tarde el alta voluntaria.

«Instrucción normal».

Consultados por «Río Negro», algunos aspirantes coincidieron en señalar que la instrucción física «es normal» como en cualquier escuela de Policía. «Cumplimos con el régimen de la escuela que no es de abuso», sostuvo el viedmense Miguel Molina, mientras que Víctor Chumbita de Roca dijo desconocer casos en los cuales hayan tenido que internar a alguno de los estudiantes «excepto que por descompostura estomacal». Respecto de las presuntas denuncias por malos tratos señalaron que es posible que «sea alguno con problemas físicos, exceso de peso o que hace mucho que no practica actividades».

Daniel Calderón, de Viedma, dijo que en la escuela «los bailes» no existen «excepto una carrera mar o cuerpo a tierra, una práctica que hace al desarrollo del cuerpo».

Al respecto Gentili indicó que cuando algún alumno comete una falta se lo sanciona dejándolo sin franco los fines de semana y aseguró que «no hacen ni flexiones ni salto rana sino actividades vinculadas a la función del policial».

Los «gorditos» se habrían llevado la peor parte

VIEDMA (AV).- A pesar de la inexistencia de denuncias, los presuntos maltratos en la escuela de Agentes de Policía en Sierra Grande no se pudieron ocultar.

Un oficial cuyo apellido sería Leiva y que cumpliría las funciones de subinstructor, fue trasladado a Río Colorado; y un suboficial que podría estar implicado, a la comisaría de Sierra Grande.

Nadie presentó denuncia alguna. El temor a perder la posibilidad de empleo pudo ser la causa principal del silencio. Pero lo más llamativo es que el director de la escuela, quien tiene la mayor responsabilidad de lo que se imparte en el establecimiento que dirige, se haya informado sobre esta presunta y grave irregularidad recién cuando desde la Jefatura le pidieron información al respecto.

El jefe de la Policía, Rogelio Lardapide, señaló que ordenó la iniciación de un sumario administrativo ante «comentarios de que habría un desfasaje respecto del trato con algún aspirante».

Esos comentarios también ganaron la calle y despachos de primer nivel de la Justicia rionegrina.

Los trascendidos indican que los policías trasladados habrían sometido a malos tratos a varios aspirantes y que habría existido una animosidad con aquellos excedidos de peso. Uno de ellos debió ser atendido en el hospital de Sierra Grande al presentar un cuadro de taquicardia y hemiplegía temporaria aparentemente producto de un prolongado «baile» en horas de la noche, descalzo en el patio de la escuela. A otros alumnos se les habría disminuido la ración de alimentos por la misma razón de exceso de peso sin que mediara una recomendación médica sino por una simple disposición ocasional sin conocimiento profesional.

Estas situaciones, de ser así, no podían pasar inadvertidas para el director del establecimiento de quien depende el programa de estudio y la totalidad de la actividad que allí se realiza, sobre todo cuando en la Policía están prohibidas algunas prácticas a las que, al parecer, habrían sido sometidos algunos alumnos.

«No puedo ni desmentir ni asegurar nada. Todo está en etapa de investigación», respondió el jefe de la Policía al ser consultado sobre el tema. «Hasta que no tenga el expediente no sabría contestarle con exactitud», dijo.


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