Investigan si también asesinó a Graciela

Especulan con que Sayago confiese.

NEUQUEN-OLAVARRIA (AN-Télam).- Una delegación de la policía judicial neuquina viajó ayer a Olavarría para colaborar con el fiscal que investiga el salvaje crimen de la niña Jenifer Falcón. El objetivo de la comisión policial es conseguir elementos que sumen a la pesquisa por el asesinato de la pequeña Graciela Mendoza, una causa que se reactivó inmediatamente se conoció el crimen de la nena de Olavarría, cuyos restos fueron sepultados ayer a la mañana.

Mario Oscar Sayago, de 54 años, es el confeso asesino y violador de la pequeña Jenifer y podría quedar recluido a perpetuidad por ese crimen, que se suma a otros dos cometidos en la década del 80 en Chubut.

En todos los casos hubo ataques sexuales a menores y mucha violencia. Las similitudes entre los asesinatos de Jenifer y Graciela y el hecho de que Sayago estaba en Neuquén -y en lugares clave- cuando desapareció alimentaron la creencia general de que él violó y mató a la niña.

«Siempre fue sospechoso, de hecho un delegación de policía neuquina los extraditó de Olavarría, pero nunca, en ningún momento, tuvimos prueba alguna en su contra, apenas algunas presunciones. Creemos que al haber confesado en el caso de la nena de Olavarría, quizá pueda «quebrarse» y confesar si fue él quien mató a la nena Mendoza porque está claro que no tenemos nada en concreto para afirmar que la asesinó», afirmó una calificada fuente judicial en diálogo con «Río Negro».

Graciela Mendoza desapareció el 7 de febrero del año pasado de la terminal de colectivos de esta ciudad. Su cuerpo, en total estado de descomposición, apareció un mes más tarde semienterrado en un baldío de la calle Montevideo, a pocos metros de la comisaría Segunda. La niña, hija de una familia de lavacoches, había sido violada y salvajemente golpeada.

Los padres de Graciela no creen que Sayago sea al asesino de su hija porque están convencidos de que la pequeña «está viva, nunca nos mostraron el cadáver, así que para nosotros ese cuerpo que apareció (por el que nadie reclamó) no es el de ella».

No obstante, pidieron pena de muerte «para cualquier persona que pueda hacer eso a una criatura», reclamó Lilian Figuero, la mamá de Graciela (ver a aparte). Jenifer Falcón, de 7 años e hija de un policía de Olavarría, desapareció el martes y un día más tarde fue encontrada muerta, muy cerca de la despensa a la que había ido a comprar azúcar. En el trayecto fue interceptada por Sayago, quien a principios de año volvió Olavarría, la ciudad donde nació, luego de haber estado preso en Neuquén como principal sospechoso del intento de dos chicos de 7 y 9 años. Los niños pedían monedas en las veredas de un hipermercado cuando una persona -que sería Sayago- los convenció de que lo acompañen con la promesa de un sandwich. El sujeto los llevó al baldío de la calle Montevideo donde después apareció el cuerpo de Graciela. El hecho se produjo dos días después de la desaparición de la niña y los chicos consiguieron escapar. Por ese delito, el juzgado 3 consiguió luego la detención del sujeto en Olavarría y que luego lo extraditen a Neuquén. Fue procesado y detenido pero liberado luego por decisión de la Cámara dos del Crimen que integran Emilio Castro y Víctor Andrada, y la subrogante Cecilia Luzuriaga.

Debería estar preso por un crimen anterior

NEUQUEN (AN).- Mario Oscar Sayago fue derivado ayer la prisión de Sierra Chica, un penal de máxima seguridad para los delincuentes más peligrosos. En 1983, en Puerto Madryn mató a su amante de un martillazo en la cabeza y violó a la hija de seis años de esa mujer. Por ese crimen fue condenado a 21 años de prisión; es decir que aún debería estar preso. Como muchos otros criminales, Sayago recibió distintas reducciones de pena por diferentes motivos. Cuando desapareció Graciela Mendoza, el sujeto vivía muy cerca de la terminal y del lugar donde luego encontraron el cadáver. Por el caso de los dos chiquitos (ver nota central) volvió a Neuquén desde Olavarría pero sus presuntas víctimas no tuvieron certeza a la hora de identificarlo. Es que Sayago, durante el tiempo que estuvo prófugo, se cortó el pelo casi al ras. En noviembre, cuando estaba tras las rejas, su hijo Oscar Bernabé Sayago, de 24 años, fue condenado a tres meses de prisión en suspenso por intento de violación de su cuñada, una nena que tenía siete años.

«No puedo decir que sea él»

NEUQUEN (AN).- «Yo no puedo decir que ese hombre haya matado a mi hija por lo que yo creo es que ella está viva. Para mí el cadáver que tiene el juez no es el de la nena, nunca me dejaron verlo, para mí ese cuerpo es de otra criatura», afirmó ayer Liliana Figueroa, la madre de Graciela Mendoza.

La mujer espera que «algún día mi hija vuelva a mi casa, que vengan alguien de cualquier lado y que me diga que la vio en cualquier lugar. Ese día voy a salir en una marcha para que todos vean a mi hija y para que vean que no le pasó nada», sostuvo la mujer al borde del llanto.

Liliana y su esposo Lorenzo Mendoza quieren que de una vez por todas «alguien nos diga con pruebas que ese que tienen es el cuerpo de la nena, nosotros no lo vamos a recibir hasta que alguien no diga con seguridad que esa es la nena», reclamó el esposo apoyado contra un viejo automóvil celeste que en las puertas, en el parabrisas y la lunes tiene pegados afiches que piden datos sobre Graciela.

Si bien para Justicia -al cabo de distintas pruebas- no hay dudas de que el cadáver encontrado en la calle Montevideo es el de la pequeña, los padres de niegan a recibir ese cuerpo para darle sepultura. Así las cosas, mientras la causa no tiene siquiera sospechosos, solo esperan que la niña «aparezca en algún lugar, en cualquier lugar».

Ayer, durante toda la jornada, el matrimonio atendió a los distintos medios de prensa que le consultaron por la detención de Sayago a quien «nunca lo vimos por la terminal ni por ningún lado para qué vamos a decir una cosa por otra», enfatizó Liliana.

Precisamente, entrada la tarde, por televisión vieron la cara del hombre que confesó haber violado y asesinado a la pequeña Jenifer Falcón. «Si es ese hombre, si hay pruebas, voy a pedir que lo traigan, que se lo entreguen a la gente porque un hombre que le hace esas cosas a una criatura no merece vivir.


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