Investigan una empresa alemana por supuestos sobornos en Argentina

Funcionarios argentinos fueron involucrados en el escándalo por los presuntos pagos de sobornos que habría realizado en 2006 la firma alemana Ferrostaal para resultar favorecida en licitaciones para la construcción de embarcaciones para el Ministerio de Defensa. El caso, que también salpica a funcionarios de Colombia, Portugal, Indonesia y Egipto, está siendo investigado por la Justicia germana. La escándalo estalló la semana pasada, cuando el semanario alemán Der Spiegel publicó que Ferrostaal actuó como intermediaria de otra empresa -cuyo nombre no fue revelado- para pagar las coimas y luego cobrar por esa gestión. En su investigación, la revista señala que “un empleado del Ministerio de Defensa argentino habría recibido una suma de seis cifras en euros de la oficina local de Ferrostaal, que al parecer compartió con otros dos oficiales de la marina de alto rango”. El artículo no descarta que la firma alemana también “haya pagado sobornos a la Guardia Costera Argentina” a cambio de contratos. Sin embargo, una fuente del ministerio de Nilda Garré aseguró anoche que en 2004, Chile “hizo una licitación internacional para comprar la ingeniería básica para construir un patrullero oceánico multipropósito. Allí ganó Fassmer, un astillero alemán”. Y explicó que en 2007, Argentina decidió construir su propio barco y para eso pagó 2.730.000 de euros a Chile y 500 mil a Fessmar por el uso de la licencia. “Nosotros rechazamos que haya alguna operación de carácter ilegal o irregular”, aseguró la fuente. La patrulla oceánica está en pleno proceso de construcción y estará finalizada en 2011. El desarrollo se lleva adelante en el astillero Tandanor de Costanera Sur, donde también se está reacondicionando el submarino San Juan y el rompehielos Comandante Irizar, que volverá a navegar el próximo verano. Los casos de corrupción tendrían relación con la detención de un miembro del directorio de Ferrostaal, Klaus Lesker, quien en 2006 estaba al frente de los negocios de la compañía en América Latina y, según Der Spiegel, “fue, al menos en parte, consciente de los pagos”. Varias armadas sudamericanas, incluidas las de Brasil, Chile y Argentina, comenzaron a examinar formas de cooperación para construir buques veloces de vigilancia oceánica en el 2004, antes de que Garré asumiera como ministra de Defensa al año siguiente. En el mismo 2004, Chile tomó la decisión de lanzar una licitación internacional a fin de adquirir la ingeniería básica de un patrullero marítimo de esas características y ganó el astillero alemán Fassmer. (DPA/Télam)


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