Irene Mosiuk expone en el CCC las obras de su Art Lab en pandemia

La pandemia por el coronavirus desatada en el mundo hace poco más de un año puso al arte, como a casi todas las cosas y actividades, en un estado de quietud primero y de acción, después. En ese tiempo, los artistas en sus casas -muchos sin poder trabajar ni generar ingresos- convivieron con esa pulsión creativa que rara vez puede ser contenida. Así, surgieron clases y talleres virtuales, producciones colectivas, presentaciones vía streaming, entre otras actividades.
Uno entre tantos fue el caso de la artista mendocina radicada en Cipolletti, Irene Mosiuk, quien, como tantos artistas, tuvo que cerrar su atelier y reinventar la enseñanza en los soportes virtuales. La cuarentena no la detuvo, y hace pocos días inauguró la muestra de su “Art Lab”, con obras producto de su taller dictado durante todo el 2020 y parte de 2021, desde la virtualidad y bajo la influencia de la incertidumbre.

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La exposición se llama “Más allá de la raya” y se puede ver en la Sala de Artes Visuales del Complejo Cultural Cipolletti, martes y jueves de mayo y junio. Para asistir es necesario inscribirse por formulario, y una vez en la muestra, Irene nos acompañará para conocer el universo de sus obras, y las de sus alumnos.
Nacida en la colonia ucraniana de General Alvear, al sur de la provincia de Mendoza, lleva más de 30 años dedicada al arte y la enseñanza. Asegura que en su memoria no tiene recuerdos de “no estar pintando” a lo largo de su vida. Pese a tener formación en varias universidades y con maestros reconocidos, el origen de su amor por el pincel se remonta a sus ocho años.

“Graciela Espósito era mi profesora de dibujo y pintura, cuando era una niña, y con su calidez, cariño y esa sonrisa que tenía, me transmitió el amor por el arte que hoy siento”, dice con su voz tomada por el afecto.
Cuando era adolescente su familia se mudó a Catriel, y allí terminó los estudios secundarios. Jamás volvió a abandonar el Alto Valle y lleva décadas viviendo en Cipolletti. “Acá me hice tantos amigos del alma”, reconoce y cuenta que siempre, en sus muestras y exposiciones, ellos están ahí para acompañarla. “Ellos saben que llevo el arte adentro mío”, asegura.

Su sueño es fundar la escuela de impresionismo en el Alto Valle. Por eso, se autodefine como impresionista, colorista y realista espontánea. Desde allí, su obra toma otra dimensión, al igual que sus clases con el “Art Lab”.
Son lecciones que, además de arte, implican una especie de laboratorio y revalorización de la obra. Este formato tiene ya siete años de antigüedad, desde que generó el proyecto. La técnica clave es el mix medium, que implica fusionar pinturas en base a acuarelas acrílicos óleos, con medios adhesivos, ceras contactos, selladores, junto a varios elementos, y todo en una misma obra. Para esto se pueden valer de pinceles de cerda y goma, espátulas, rodillos y más.

De este taller emergió la exposición de 14 obras, cada una de ellas de las y los alumnos que acompañaron a esta artista durante este tiempo. En medio de una pandemia, el encierro y la incertidumbre que nos aborda, “cada obra tiene una mezcla de sensaciones que vivió cada alumno en nuestras clases virtuales, que duraron un largo tiempo”, explica.

Sabemos que aquel “viejo mundo” -por así llamarlo- previo a la pandemia, tiene pocas chances de volver, y por eso, los límites de lo que esta artista visual menciona como “normalidad social”, parecen desdibujarse en estas pinturas.
Las obras pertenecen a Irene Mosiuk; Sandra Soto; Elsa Carbajal; Alicia Contreras; Silvia Dubinowski; Cristina A. Ruiz; Bea Galdeano; Marianne Pemp; Mabel Fensel; Laura Marrero, Matías Montanaro; Allegra Mathus; y Maria Beatriz De Raffaelli.