Irlanda: la ampliación de la UE sufre duro revés

Un plebiscito rechazó el Tratado de Niza, eje de la "nueva Europa".

Dublín (EFE).- Irlanda ha rechazado en un referéndum la ratificación del Tratado de Niza, lo que coloca en una difícil posición al gobierno de Bertie Ahern y representa un serio revés al proceso de reforma de la UE.

El Tratado de Niza, que sienta las bases para la futura ampliación de la Unión Europea (UE), quedó por el momento bloqueado como consecuencia de esta votación, porque para entrar en vigencia el acuerdo requiere la ratificación unánime de los Quince. Ahora habrá que renegociar.

La población irlandesa celebró este jueves un referéndum sobre el Tratado de Niza, cuyos resultados, conocidos ayer confirman que un 53,87% de los votantes está en contra del acuerdo, en contraste con un 46,13% a favor. De un total de 41 circunscripciones electorales, únicamente en dos de ellas (Dun Laoghaire y Dublin South) los electores se pronunciaron a favor del «sí» al tratado.

El primer ministro, Bertie Ahern, ya se ha puesto en contacto con la mayoría de los líderes europeos para tratar de explicarles un resultado que deja al Gobierno en una difícil posición.

Y es que el Ejecutivo irlandés no puede echar la culpa de la derrota a nadie más que a sí mismo: los ministros atribuyen el resultado a la «desinformación» entre los ciudadanos, que ha llevado a una escasa participación (el 32,9%).

Dado que la mayoría de los irlandeses afirmaba en las encuestas en vísperas de la consulta popular que no contaba con información suficiente, Ahern y sus ministros tendrán que hacer un profundo examen de conciencia.

En este sentido se pronunciaba el primer ministro cuando, visiblemente abatido, leía esta tarde un comunicado en el que aceptaba la derrota en el referéndum: «el pueblo ha hablado y el Gobierno debe escuchar». «Ahora nos toca reflexionar», dijo Ahern, quien admitió que los datos demostraban que la ciudadanía tenía «preocupaciones y dudas genuinas» sobre la reforma de la UE.

Los grupos opuestos al tratado argumentaban que el acuerdo no contempla la ampliación de la UE sino una reforma de las instituciones europeas que, en su opinión, aumentará aún más el «déficit democrático» que ya padecen estos organismos.

El rechazo del Tratado de Niza por parte de los irlandeses sembró el desconcierto en Bruselas. El «no» irlandés supone un frenazo en la rueda de la integración europea, y nadie se atreve a predecir cómo lograra volver a ponerse en marcha el tren hacia un bloque europeo más grande y más unido.

El tratado negociado tras días de conversaciones y regateos en Niza en diciembre pasado establece las bases para la reforma de la Unión Europea (UE). Nunca se consideró una gran jugada. Los quince Estados miembro de la UE se aferraron con obstinación a sus intereses nacionales y sólo consintieron en hacer concesiones mínimas.

A pesar de eso, el tratado es la base de la ampliación de la Unión, en la que esperan ingresar trece países. Estos países candidatos son los principales perjudicados por el resultado del referéndum irlandés. Saben que sin las reformas internas que establece el Tratado de Niza la UE no está en posición de aceptar a nuevos miembros. Los actuales métodos de trabajo y los procedimientos para la toma de decisiones no serán factibles en una Unión mas grande.

Para entrar en vigor, es necesario que el documento aprobado en Niza por los gobiernos de los paises miembro sea ratificado por cada Estado. En Irlanda (a diferencia de otras naciones, donde basta la aprobación del Parlamento) esta ratificación debe darla el pueblo en referéndum.

Ahora los países candidatos al ingreso en la UE miran a Bruselas cada vez con mas frustración, porque tienen la impresión de que el bloque no los recibe como miembros de pleno derecho.


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