Italia conmocionada por trasplantes de órganos con sida

ROMA- Es la pesadilla de todo paciente que recibe un trasplante de órganos: después de años de espera, entre esperanzas y temores, recibe por fin el ansiado hígado o riñón, despierta de la anestesia y recibe la terrible noticia de que el órgano estaba infectado con sida.

Ocurrió en Florencia, donde una médica en un laboratorio cometió un error de graves consecuencias. Tras examinar a una mujer clínicamente muerta, que era portadora del virus del sida, la médica escribió en el informe por error «negativo» en lugar de «positivo».

«Un error humano, pero terrible», escribió el diario «La Repubblica». Dos palabras intercambiadas y el destino de tres personas toma un giro atroz. «Vamos a tomar medidas disciplinarias contra los responsables», dijo Enrico Rossi, de la autoridad sanitaria de Toscana.

Además, los pacientes a los que les fueron trasplantados los riñones y el hígado de la mujer en renombrados hospitales de Florencia y Pisa recibirán una indemnización adecuada. ¿Pero eso alcanza para tranquilizar a pacientes que ahora tienen inseguridad desde Padua hasta Palermo? Los políticos ya están pidiendo que se revisen los métodos de control en el sistema de salud.

Todavía no es seguro si los receptores de los órganos se contagiaron la enfermedad, «pero los médicos lo consideran muy probable», explicó un comentarista.

«De cualquier manera la vida de los tres pacientes no está amenazada, porque aún si se infectaron, se puede garantizar su supervivencia con los medicamentos disponibles en la actualidad», dijo uno de los médicos.

La ministra de Salud italiana, Livia Turco, calificó el hecho de «accidente único» y pidió casi suplicando: «Por favor, sigan teniendo confianza en nuestro sistema».

El grave accidente sucedió en un momento inapropiado, ya que el sistema de salud italiano es desde hace meses centro de fuertes críticas. A comienzos de enero, un artículo en la revista política «L'Espresso» causó la primera conmoción: un periodista publicó fotografías de la policlínica Umberto I en Roma, que entre otros mostraba heces de perro y decenas de colillas de cigarrillos en los pasillos, así como laboratorios en los que había sustancias radiactivas con sus puertas abiertas. (DPA)


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