Jitrik analiza «Los grados de la escritura»

Este flamante trabajo crítico del ensayista Noé Jitrik indaga en las posibilidades y la complejidad del "objeto escritura", valiéndose de lecturas extraídas de la experiencia psicoanalítica y lingüística.

Buenos Aires (Télam).- La escritura funciona por lo general como un eficiente instrumento, aunque a veces es inmanejable. Pero, además, es una entidad con identidades cuyos rasgos son evasivos, difíciles de precisar pese a que gran parte de la vida de la humanidad transcurre con y en la escritura.

Es más: su mera existencia es un misterio y el punto en el que está realmente colocada es de borde porque es «lo otro» casi por definición. Y es 'de borde' porque quien escribe se aparta de un orden y se proyecta en otro, de modo tal que todo cambia y se transforma; lo escrito vibra y resplandece en el eclipse de las cosas.

Sobre estas certezas-incertidumbres indaga «Los grados de la escritura», último libro de Noé Jitrik recién editado por el sello Manantial, a través de figuras tan familiares y al mismo tiempo extrañas como la corrección, la depresión, la incesancia, el comienzo, el final y el desarrollo.

«La escritura es un hecho perturbador por su carácter metafórico: rompe órdenes y establece otros, es lo 'otro' por excelencia, no sólo porque cambia lo que refiere sino porque siendo parte de lo que se sabe del sistema de la lengua se aparta de lo que sería su esencia, el signo mismo, e inaugura en cada instancia del trazo una alteración en el orden de lo real», asegura el crítico en el prólogo.

Jitrik (1928) es director del Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires; fue investigador principal del Conicet y profesor en universidades de la Argentina, Francia, México y Estados Unidos.

Algunos de sus libros son «El no-existente caballero» (1975), «Producción literaria y producción social» (1975), «La lectura como como actividad» (1982), «Lectura y cultura» (1987), «Temas de teoría» (1987), «El balcón barroco» (1988) e «Historia e imaginación literaria» (1995), entre otros.

«En diversos escritos, en intervenciones inesperadas, en declaraciones de escritores, se va percibiendo que hay una conciencia acerca de lo que transcurre; dicho de otro modo, que si en cuento que cuenta un contador se percibe, se aprecia y es objeto de reconocimiento, por debajo y en filigrana ocurre otra cosa, lo que llamamos la «escritura», un río subterráneo que no puede ignorarse aunque bien pueda ser que no se vea» analiza Jitrik.

De distintas maneras se puede ingresar en el ámbito de lo que se denomina «escritura». Dejando de lado acercamientos clásicos, el ensayista procura sacar partido de un movimiento casi espontáneo: se trata de ir de nociones muy generales, que tienen al menos un alcance descriptivo, a lugares más precisos.

Puntos fundamentales de «Los grados de la escritura», que está dividido en ocho capítulos, son los trabajos relativos a la idea del «comienzo», del «desarrollo», de la «corrección» y del «final» de la escritura.


Buenos Aires (Télam).- La escritura funciona por lo general como un eficiente instrumento, aunque a veces es inmanejable. Pero, además, es una entidad con identidades cuyos rasgos son evasivos, difíciles de precisar pese a que gran parte de la vida de la humanidad transcurre con y en la escritura.

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