Jorge Sapag hizo su propia campaña en el estadio Ruca Che

Estuvo en el acto y observó a Sobisch desde la tribuna.

NEUQUEN (AN).- Observó el desarrollo del acto desde una de las tribunas, como cualquier militante. Pero su figura no pasó desapercibida. Tampoco la de sus seguidores que lucían una llamativa remera blanca con el logo del MPN. Por eso apenas el gobernador Jorge Sobisch y Mauricio Macri dejaron el coloso del barrio San Lorenzo y las luces comenzaron a apagarse, Jorge Sapag irrumpió en el centro de la escena para jugar su propio partido.

El precandidato a gobernador está, definitivamente, en la campaña del MPN. Y aunque su apoyo a los candidatos del oficialismo no salta el cerco de la formalidad, Sapag dejó en claro la noche del viernes que no «sacará los pies del plato» a pesar de la frialdad que se percibe -sobre la superficie- en la relación con Sobisch.

«El partido está unido en la diversidad». Con esa frase, Sapag resumió la sensación térmica que rodea al entorno donde se disputa el poder en el MPN. Fue lo único que le dijo a «Río Negro» tras el acto de lanzamiento de los candidatos a diputados nacionales, convencionales constituyentes y concejales neuquinos.

Sapag podría haber compartido cartel con Sobisch, pero optó por mantener la distancia y priorizar su proyecto político hacia el 2007. No está solo. Lo acompaña como un leal escudero su hermano Rodolfo «Pipe» Sapag que también estuvo en el Ruca Che. Otros dirigentes de primera y segunda línea lo hacen en silencio por ahora.

Así, la fiesta del MPN reunió a toda su dirigencia. Y Sobisch demostró una vez más que el liderazgo por el momento no se comparte y que el aparato partidario funciona como un relojito. También la presión sobre la planta

política.

De hecho, el ex vicegobernador tuvo que esperar que terminara el acto encabezado por Sobisch, y que congregó a unas 10.000 personas, para ganar protagonismo. Pero no hizo falta que hiciera demasiado esfuerzo.

Sapag exhibió el carisma y la simpatía para seducir a cuanto militante pasó cerca de él. Repartió besos y abrazos al por mayor y hasta se estrechó en un afectuoso saludo con algunos de los candidatos, como el senador Pedro Salvatori, que acompaña a Sobisch a la cabeza de la lista de convencionales.

Los saludos se prolongaron a tal punto que Sapag prácticamente apagó las luces del estadio, mientras en la sala VIP del Ruca Che, Sobisch y Macri concentraban la atención de casi la totalidad de los periodistas regionales y nacionales que cubrieron el acto.

El MPN hizo una demostración de fuerza contundente. Desde todo el interior de la provincia y los distintos barrios de la capital confluyeron en la catedral del partido de gobierno a bordo de centenares de combis y colectivos alquilados y autos particulares que colmaron las calles próximas al estadio.

El primer candidato a concejal, Luis Jalil, abrió el acto con un discurso que tuvo algunos tramos confusos. Luego llegó el primer candidato a diputado nacional, José Brillo. «Hace 3 días hablaba con el presidente del partido (por Sobisch) y él me decía si había descubierto la magia de la política en la campaña y le dije que sí, pero me equivoqué porque la magia de la política está acá», dijo Brillo para sacudir a la multitud.

«Fui ministro hasta hace poco y me tuve que ir -recordó-, y muchos pensaron que estaba enojado, que me podía ir del partido. Pero al otro día dije que este era mi proyecto político», concluyó.

El color de un acto organizado a la medida de Sobisch

NEUQUEN (AN).- Las columnas comenzaron a llegar por la tarde a la catedral del MPN. El gimnasio Ruca Che se fue colmando lentamente y pasadas las 20 del viernes no había lugar. «¡Por favor no se puede ingresar más!», pedían los locutores oficiales que crearon el clima y levantaron la temperatura del estadio al ritmo de la canción «Color Esperanza» de Diego Torres. Así esperaron al gobernador Jorge Sobisch, sus candidatos y al invitado especial, Mauricio Macri.

Decenas de banderas de distintos puntos de la provincia inundaban el gimnasio. «Fuerza Toti», se leía en una colgada desde una de las torres. «Manzano Amargo presente», advertía otra. Remeras y gorras con los candidatos del oficialismo, globos y manos con el logo «MPN» y «Neuquén es confianza», completaban el cotillón.

La militancia y los «movilizados» colmaban las tribunas, mientras los funcionarios políticos rodeaban el escenario pequeño montado en el medio del piso del gimnasio.

Sobisch irrumpió a las 21 acompañado de Macri, con un recibimiento al estilo estrella de NBA. El gobernador ingresó al gimnasio con la canción del MPN como telón de fondo y con una lluvia de papelitos y humo que arrojaban unos cañones instalados estratégicamente en distintos puntos del estadio.

Su figura fue iluminada por casi un centenar de luces rojas y amarillas que colgaban de una estructura metálica cuadrada. Las cámaras de televisión proyectaban una y otra vez a la multitud los gestos de Sobisch, Macri y los candidatos del oficialismo en las dos pantallas gigantes montadas en el interior y otra instalada en el exterior para la gente que no pudo ingresar.

Luego vinieron los discursos, pero la fiesta fue organizada a medida de Sobisch.


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