Joven concertista desanda el camino clásico

Jonathan Vera dará un concierto mañana en Aula Magna de la UNC

NEUQUEN (AN).- El documento de identidad indica que nació hace 15 años, pero la vista debe deformar, porque parece un muchachito menor. Una vez que se acomoda frente al piano todos quedan embelesados: Jonathan Vera es un mago que saca maravillas de ese instrumento. Mañana a las 21, en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Comahue -de esta capital-, ofrecerá un concierto solista, recorriendo parte de la historia de la música clásica desde obras de grandes maestros.

«Al parecer no soy un chico normal, mis amigos dicen que no entienden cómo puede estar tantas horas frente a un piano, en vez de jugar a la pelota, o hacer otro tipo de cosas de (muchachos) de mi edad», dice Jonathan, en su casa del barrio Mariano Moreno.

Desde que decidió ser «un reconocido concertistas de piano», su vida dio un vuelco trascendental. Se mudó a esta capital -nació en Viedma, vivía en Roca-, dejó la secundaria, y le dedicó gran parte del día a comprender y ahondar en el alma y espíritu de este instrumento. Pasa, en total, más de seis horas dedicado a esta tarea.

En el ambiente artístico de Neuquén han posado los ojos sobre él. Se habla, entre susurros, que está llamado a ser un «gran concertista», por su edad, talento, versatilidad y «entusiasmo». Este será su cuarto recital como solista, los anteriores fueron en la casa de la Cultura de Roca, en el Aula Magna de la UNC y, más al sur, «en Chubut».

Jonathan descubrió los secretos atractivos de la música cuando iba a tercer grado de la primaria.»Empecé a estudiar piano a los nueve (años), pero tocaba de oído desde los ocho. Mi papá siempre tocó la guitarra, música popular, y toda la vida, en mi casa, se escuchó mucha música», dice la jovencito, intentando encontrar una respuesta genealógica a su obsesión. «Me decidí por el piano, porque me resultó más atractivo, pero me gusta mucho también la guitarra y la batería, que toco de oído», agrega.

Se apresura en recordar que el concierto de mañana será «muy variado, recorreré muchos estadíos de la mú

sica clásica. Será para todo público, no sólo para una élite». Jonathan tampoco porta el léxico común de un adolescente. No utiliza los conocidos «latiguillos», tampoco demuestra timidez al ser entrevistado.

«Voy a ofrecer 'El concierto Italiano' de J.S. Bach, 'La sonata de la tempestad' de Beethoven, 'Un suspiro' y 'La campanella' de Liszt, 'Canción y danza' del catalán Federico Mompou, y algo de lo más moderno». Una hora y veinte de recorrido por la música clásica, del barroco a la modernidad.

En la actualidad Jonathan estudia con Manuel De Cara, un docente y director de orquesta que llegó hace un tiempo a Neuquén.

Pero no todo es color de rosa, porque la necesidad apremia, y ésta es una profesión que demanda inversiones importantes. Jonathan siempre tocó en pianos prestados, hasta que se padre, «con mucho esfuerzo» dice el muchacho, pudo adquirir uno usado, de industria nacional, limitado por «calidad y mecanismo».

«Es difícil avanzar en esta profesión, porque eso significa mucho dinero, tan difícil como que alguien te ayude», agrega el joven artista. «Sueño con capacitarme en Buenos Aires, o mejor aún, en el exterior. Pero la verdad, es muy complicado».

-¿Con qué se encontrarán aquellos que vayan al recital de mañana?

-Con un concierto para todo público, variado, con obras de varios períodos. Con un recital que espero los sorprenda.


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