Juan Julián Lastra, un poeta en busca de editor

La mayor parte de su obra permanece sin publicar. Desde artículos periodísticos hasta ensayos y comentarios sobre literatura y arte, los escritos del "socialista lírico", como lo denominó Alfredo Palacios, forman parte de la herencia cultural del Neuquén de la primera parte del siglo XX.

NEUQUEN (AN).- Una calle lleva su nombre. Su casa estaba en el ángulo que forman la diagonal 9 de Julio y la avenida Argentina, donde hoy se levanta un enorme edificio. Llegó a esta ciudad pasados los cuarenta años, después de dos décadas de peregrinaje por varias ciudades patagónicas tras abandonar su natal Coronda, en Santa Fe. Juan Julián Lastra fue abogado, juez, periodista, ensayista y poeta, y se convirtió en una figura emblemática de la vida social y cultural de la capital del Territorio del Neuquén entre 1933 y 1948, año de su muerte.

Había sido compañero de estudios de Manuel Gálvez y Hugo Wast -el Gustavo Martínez Zuviría que fue ministro de Educación de la revolución de 1943-, amigo y corresponsal de Alfredo Palacios, quien lo definió como «el socialista lírico. También fue prologuista, crítico y amigo de Alfonsina Storni.

Su figura resulta emblemática en el proceso de fundación de la literatura en esta parte de la Patagonia, según considera en el libro «Neuquén. Los comienzos de una literatura», Alelí Gotlip.

Así, en otro ensayo, en este caso inédito, Gotlip explica que en la época de su mayor producción literaria, Lastra «manifiesta públicamente su oposición a la 'nueva sensibilidad', a la estética de las vanguardias». Y señala de inmediato que la no edición de sus obras obedece a «esta oposición explícita a la 'nueva sensibilidad' que estaba impregnando el mercado en esos momentos».

Su hija Esmeralda -Beba- conservó la obra publicada e inédita de Lastra, que consiste en varios libros ordenados en cuadernos y carpetas, listos para editar, con poemas, ensayos y trabajos de carácter filosófico-estético. Las cartas y comentarios que hizo Lastra sobre las obras de poetas contemporáneos «son verdaderos ensayos», dijo su nieta María Teresa, que actualmente gestiona la posibilidad de publicarla completa o en parte, en una tarea en que colaboran sus hermanos Jorge y Juan Julián. La obra está clasificada y ordenada, en gran parte por el mismo Lastra y luego revisada por Alelí Gotlip.

Al llegar a Neuquén, Lastra se convirtió en lo que hoy se conoce como «animador cultural». Y se casó con Francisca Ballesteros y tuvo dos hijos, Beba y Juan Julián. En la década de 1930, cuando la municipalidad tuvo perfil de socialismo, Lastra llegó y desarrolló su actividad con mayor plenitud: publicó libros, ensayos, escribió, fue cofundador de la biblioteca Alberdi.

Antes había defendido, desde la revista «Nosotros», que se publicaba en Buenos Aires, la estética neorromán

tica en contra de las corrientes posteriores a Rubén Darío, especialmente el ultraísmo que enarbolaba, en la década de 1920 Jorge Luis Borges.

En «Nosotros», que nucleó una importante generación de poetas y escritores argentinos, y donde se reunieron quienes reaccionaron en contra del vanguardismo de la década anterior, Lastra compartió el consejo de redacción con José González Carbalho, José María Monner Sans y Guillermo De Torre, entre otros.

Fue amigo de Baldomero Fernández Moreno, con quien intercambió cartas y poemas, al punto que juntos escribieron una serie de romances.

Lastra había nacido en la ciudad santafesina de Coronda en enero de 1881, estudió en la Universidad Nacional del Litoral donde se recibió de doctor en Ciencias Sociales y a comienzos de la década de 1910 comenzó su peregrinaje hacia el sur.

Entre 1912 y 1915 se desempeñó como secretario de juzgado en Santa Rosa, La Pampa; desde entonces y hasta el '21 estuvo en Rawson, Chubut como fiscal y de allí pasó a Viedma, donde se desempeñó como abogado del Banco Hipotecario nacional y profesor en la Escuela Normal.

El año 1928 lo encuentra en Buenos Aires, en una oficina pública vinculada con el ministerio de Agricultura y en 1928 volvió a Chubut como defensor de Menores. Pero en 1933 viajó a Neuquén, donde asumió el cargo de juez letrado, con dos reelecciones. Nunca abandonó el ejercicio de la profesión, y tampoco el oficio poético.

Su libro «Las rosas del deseo», de tendencias modernistas y románticas, fue prologado por Manuel Gálvez. Veinte años después de su primera publicación en 1928, editó «Poemas innominados», muchas de cuyas composiciones habían aparecido en diarios de Buenos Aires y del interior. En su ciudad natal había utilizado el seudónimo Saúl René para publicar «Rapsodias» y poemas sueltos en la revista «La Lucha», de la que había sido director.


NEUQUEN (AN).- Una calle lleva su nombre. Su casa estaba en el ángulo que forman la diagonal 9 de Julio y la avenida Argentina, donde hoy se levanta un enorme edificio. Llegó a esta ciudad pasados los cuarenta años, después de dos décadas de peregrinaje por varias ciudades patagónicas tras abandonar su natal Coronda, en Santa Fe. Juan Julián Lastra fue abogado, juez, periodista, ensayista y poeta, y se convirtió en una figura emblemática de la vida social y cultural de la capital del Territorio del Neuquén entre 1933 y 1948, año de su muerte.

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