Juzgan a un preso que denunció a penitenciarios

Está acusado de matar de un "facazo" a otro recluso. Sin embargo, asegura que el crimen se lo encargaron integrantes del Servicio Penitenciario Federal de la cárcel de Devoto.

BUENOS AIRES (Télam).- Un preso que será juzgado mañana por el homicidio de otro recluso de la cárcel de Devoto, denunció que el juicio está arreglado y que es amenazado desde que acusó a los jefes de ese penal de haberle encargado el crimen y de manejar una red de tráfico de drogas en la unidad.

Se trata de José Ricardo Peralta Zangari, de 39 años, acusado de haber asesinado de un «facazo» por la espalda a Sergio Hernán Montini, de 26 años, el 30 de enero de 1999, en el patio de la cárcel de Devoto durante un recreo de presos. «Yo soy un asesino del Servicio Penitenciario», dijo Peralta Zangari, quien admitió además que hacía «trabajos» para los jefes carcelarios «a cambio de droga» por su condición de adicto «desde hace muchos años».

Peralta Zangari aseguró que mató a Montini «por orden del entonces alcaide mayor de Devoto Ernesto Oscar Orueta, que era quien manejaba la droga y la distribuía entre los pabellones».

También señaló como instigador del crimen al alcaide Enzio Gómez y aseguró que el asesinato fue «ordenado» porque la víctima coordinaba entregas de droga en la planta 2 del pabellón 8 y no había pagado una deuda que mantenía con los «jefes» del tráfico de estupefacientes.

«La muerte de Montini está empañada por la sospecha de que se trató de un crimen por encargo con el que se intentó cubrir una red de tráfico de drogas en la cárcel de Devoto, que contaba con el aval de agentes penitenciarios corruptos», dijeron fuentes cercanas a la causa.

Sin embargo, las versiones en torno al asesinato están divididas entre quienes creen que el preso muerto manejaba parte del circuito de la droga en la cárcel y los que sostienen que el reo se había convertido en «un estorbo» para los guardiacárceles por su «retobado espíritu de justicia», siempre en defensa de otros compañeros.

Lo cierto es que testigos vieron a Peralta Zangari asesinar de un facazo en la espalda a Montini durante un recreo, en el que sospechosa e inusualmente convergieron en el patio todos los presos de las celdas de castigo y aislamiento, donde había sido recluida la víctima por pegarle al alcaide mayor Orueta.

La investigación por presunta participación criminal del Servicio Penitenciario Federal quedó trunca en la etapa de instrucción de la causa pero podría reflotar en el juicio con la declaración del propio imputado y de otros 14 presos citados como testigos.

«Peralta Zangari fue «buche» (informante) del servicio, amigo de los «candados» (guadiacárceles) y se benefició con un esquema de supervivencia en el que recibía favores a cambio de trabajar para los penitenciarios», contaron allegados a la causa, que subrayaron que de sus 39 años, 22 los pasó tras las rejas.

Si se comprueba la existencia de instigadores que planearon el crimen de Montini, el hecho podría encuadrarse en un homicidio calificado y debería probarse entonces que el móvil no fue una simple pelea entre presos. Entonces, el juicio por la muerte de Montini dejaría al descubierto lo que hoy son sólo sospechas.


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