Juzgaron a la menor que baleó a un estudiante
Fue en Bariloche a la salida de un colegio. La agresora cumplirá la pena en su casa.
La imputada ya tiene 18 años, pero los jueces difirieron la imposición o no de la pena al resultado del tratamiento tutelar de un año, que cumplirá en la misma vivienda familiar donde vivía cuando cometió el delito, bajo un presunto régimen estricto de libertad asistida.
El episodio investigado por los jueces ocurrió a las 17.45 del 29 de noviembre del año pasado en una de las puertas del CEM 33, ubicada en Dos de Agosto y Elordi, cuando comenzaron a salir los primeros alumnos del turno tarde.
Allí se presentaron tres chicas menores, acompañadas por una chiquita, que pedían monedas a los alumnos con fingida humildad, hasta que rodearon a una alumna de segundo año e intentaron revisarla cuando les dijo que no tenía dinero. La resistencia de la alumna fue respondida con golpes de puño en el rostro y en la cabeza, en momentos en que también salía del colegio Wálter Barriga, un alumno de cuarto año que intervino para interrumpir la golpiza.
«Dame el chumbo que le pego un tiro», ordenó una de las menores, y a quemarropa le descerrajó un disparo que se alojó en el abdomen de Wálter, luego de haberle apuntado a la cabeza y al pecho, según una testigo presencial.
Tras la agresión, el alumno quedó tendido en la calle Dos de Agosto, ante la desesperación de sus compañeros y las docentes, que no podían pedir auxilio policial o una ambulancia porque el colegio tiene el teléfono cortado por falta de pago. «Estamos sin teléfono y sin cobertura médica para los alumnos, y ya estaba por trasladarlo en mi auto cuando pasó un automovilista y se ofreció para llevarlo al hospital», expuso oportunamente la directora del CEM 33, Patricia Espósito, quien lamentó que por sus consecuencias, la conducta solidaria de Barriga pudiera profundizar una actitud contraria.
La menor fue detenida casi de inmediato, aunque no se secuestró el revólver calibre 32 que utilizó para la agresión, en tanto que Barriga debió luchar por su vida durante varias semanas en el sector de terapia intensiva del hospital. El estudiante fue intervenido por los cirujanos y estuvo en estado crítico, porque la bala que recibió en el bajo vientre le produjo 18 perforaciones de intestino y le afectó la vena illíaca.
Después del hecho, la imputada quedó alojada en el hogar «Gabriela Mistral» hasta el momento del juicio, pero luego del debate le permitieron regresar a su casa porque los informes refieren que durante su internación tuvo progresos notables. Estos informes posibilitaron que regresara a su domicilio, al que consideraron apto «para apoyarla en esta etapa», y que ingresara al «Programa de libertad asistida, bajo supervisión estricta de las operadoras de dicho programa».
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