K tampoco rompe con el PJ

Redacción

Por Redacción

Es posible generar una práctica política sin aparatos, sin coartar la voluntad primaria de la gente, sin manipuleos espurios de sus necesidades insatisfechas». Con desenfado, el intendente de Córdoba Luis Juez, aliado de otros «transversales» como el socialista Hermes Binner y el frepasista porteño Aníbal Ibarra, hizo el desafío en la jornada del 11 de marzo en Parque Norte, donde el presidente Néstor Kirchner, comprobó en persona la vitalidad caótica del peronismo y se convenció de la inutilidad de «dinamitarlo» por dentro.

La prédica de Juez, que se atrevió incluso a apostar contra «la perversidad del bipartidismo imperante» en la Argentina, fue festejado con cánticos laudatorios que hacían notar que (José Manuel) «De la Sota lo mira por TV». No se quedaron atrás grupos misioneros seguidores del gobernador Carlos Rovira, que despotricaron contra el senador Ramón Puerta.

Pero Juez no se la llevó de arriba. Un dirigente del PJ de la capital federal – donde ya se aprecian los brotes de alianza entre Eduardo Duhalde, progenitor del proceso que encabeza Kirchner, y el aspirante a líder del arco de centro derecha, Mauricio Macri -, lo comparó con la desaparecida revista humorística «Hortensia». «Sabe lo que dice y lo hace con chispa, pero tendría que tener presente que el semanario fue un éxito editorial en Córdoba, jamás en Buenos Aires».

Arrugando la nariz, Duhalde sostiene que el del 11 de marzo «fue un acto más» que poco sustento le da a la «transversalidad». Jura el representante ante el Mercosur que, poco a poco se está retirando de la política vernácula, y al mismo tiempo trata de tranquilizar a sus huestes: «Con esto Kirchner no está haciendo antiduhaldismo, sino que es parte de una estrategia coyuntural para captar a la clase media, haciéndole notar que su mirada va más allá del Partido Justicialista».

Algunos kirchneristas no creen en la «jubilación anticipada» de Duhalde y llaman ingenuos a los compañeros que ven en los movimientos del bonaerense solo gestos de desprendimiento y abnegación patriótica.

Uno de los «cándidos» especuló con que la sinceridad de Duhalde se sustenta en la falta de un modelo propio y en la ausencia de alternativas. Pero su inocencia no llegó a tanto: «la apuesta, hoy, es a Kirchner, pero seguramente que el Cabezón tendrá siempre una pata en el macrismo de centro derecha, por si se cae el patagónico de claro perfil centro izquierdista».

Así las cosas, el encargado de retrucarle a Juez en Parque Norte fue el intendente de Florencio Varela, Julio Pereira, quien defendió su pertenencia al peronismo. «Todos los días, a la intemperie, lucho contra la injusticia social, poniéndole la cara al drama de la exclusión que golpea el corazón del conurbano».

Pereira le señaló a Juez que el PJ «es la única herramienta política transformadora» y que él se hace cargo de las contradicciones internas que dejan descolocados a muchos dirigentes peronistas.

En Parque Norte, hubo un 70 por ciento de peronistas y un 30 por ciento de representantes de fuerzas progresistas. Según el rionegrino Osvaldo Nemirovsci, quien el sábado lanzó en Cipolletti la Corriente Peronista Federal, la convivencia de los dos sectores fue «respetuosa». Explicó el flamante titular de la Comisión de Comunicaciones de la Cámara de Diputados que la manera de construir de Kirchner es similar a la de Juan Domingo Perón, cuando en 1973 impulsó el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli).

Nemirovsci aseguró que «el dato emblemático sigue siendo el PJ» y es allí dentro donde Kirchner está «dando la batalla» con la ayuda de los «transversales progres».

Pereira reprochó a los que se «refugian» en «eslóganes y sellos cargados de ideologismos que alimentan estructuras minoritarias», en obvia referencia a otros admiradores de Kirchner que, por fuera, buscar construir espacios independientes. Es el caso del intendente de Morón, el ex frepasista Martín Sabbatella, quien adhiere a los postulados nacionales del santacruceño, pero prefiere moverse con autonomía para no quedar atrapado en lo que considera «uno de los vagones del tren fantasma que es el peronismo».

Sabbatella también admira a «Lilita Carrió», pero le endilga a la máxima dirigente arista un exceso de «sobreactuación» al diferenciarse de Kirchner. Y, como éste, le demanda que se pronuncie en temas como la deuda externa y el funcionamiento de la economía, en lugar de machacar en su papel de denunciante.

La vida de cada uno está condicionada por la convivencia. Bajo este precepto, Kirchner estaría dispuesto a tolerar – hasta podría decirse que esa es su preferencia -, que un gobernador como Carlos Romero (ex compañero de fórmula de Carlos Menem), sea el pivote del centro derecha en el peronismo y que desde allí convoque a figuras como el neuquino Jorge Sobisch, quien anda frecuentemente por Buenos Aires haciendo campaña anticipada por la Presidencia, en el 2007.

Le resta chances Kirchner a Carlos Reutemann, quien pese a su escasa inserción nacional y a la carencia de dotes de conductor (pese a su pasado en Fórmula 1), sigue gozando de un prestigio enorme en Santa Fe.

El que más le preocupa al pingüino no es otro que el presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri, y hacia su línea de flotación apunta los cañones. Jugó a cara o cruz a favor de Ibarra en las pasadas elecciones porteñas y ahora estaría a punto de «robarle» al dirigente duhaldista Jorge Arguello.

Hay una comisión, clave, en Diputados que todavía no tiene presidente, la de Relaciones Exteriores. Descartados Carlos Ruckauf y Miguel Bonasso, las chances principales son para Eduardo Varizat, un santacruceño incondicional de K que acaba de admitir, en medio de la decisión de quitarle la Esma a la Armada y levantar allí un «Monumento a la Memoria», que «los montoneros tampoco fueron héroes», lo que estaría sugiriendo el anticipo de una autocrítica de ese sector guerrillero.

Pero Kirchner está evaluando por estas horas hacer regresar «con honores» a Arguello. Lo pondría al frente de esa comisión que expone al país en el extranjero (en sintonía con la sugerencia que hace en la Cancillería Eduardo Valdez, número dos de Rafael Bielsa) y de paso minaría la base de Macri.

Arnaldo Paganetti


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