Khedira(n) de Messi

El alemán dio una manito, Lio hizo un golazo y Di María aportó el suyo.

Impensado fue el amistoso ante Alemania. Argentina, que sufrió en los primeros minutos, se benefició con la expulsión del arquero Ron Robert Zieler a los 30 del PT y desde ahí transformó el clásico en un trámite. Circuló la pelota, generó situaciones y convirtió tres goles (3-1). Además, sumó su quinta victoria en fila (Ecuador, Colombia, Suiza y Brasil), nada mal en la previa a una nueva fecha de eliminatorias.

Como siempre, Lionel Messi tuvo una actuación protagónica. Primero erró un penal, después hizo un golazo y, desde ya, fue el líder futbolístico del equipo de un Alejandro Sabella que sacó muchas conclusiones. La Pulga marcó en todos los partidos antes nombrados y suma nada menos que 10 goles en la misma cantidad de juegos del ciclo.

Nada bien comenzaron las cosas para el equipo albiceleste en Frankfurt porque los locales coparon la mitad, presionaron en todos los sectores, se apropiaron de la pelota y, sobre todo, preocuparon por las bandas. A espaldas de Ángel Di María y José Sosa los teutones preocuparon a los dubitativos Pablo Zabaleta y Marcos Rojo, en general auxiliados por Javier Mascherano y Fernando Gago. La más clara en ese lapso la tapó el buen arquero Sergio Romero. La asfixia alemana mermó sobre los 20’ y Argentina se acordó de que debía jugar y atacar para ganar el partido. Más que Lionel Messi, el encargado de generar las primeras preocupaciones fue Fideo Di María, recostado sobre la derecha, a pura irreverencia.

Fue el volante del Real Madrid quien asistió a La Pulga a los 21, pero el rosarino no llegó a conectar. A esa altura, presión y posesión eran dos factores equilibrados, y a los 29 Mascherano -de lo mejor- aprovechó otro mal adelantamiento de la defensa alemana, filtró una pelota y el arquero Zieler le cometió penal a Sosa y vio la roja. Messi caminó, tomó la pelota e hizo famoso al ignoto Marc-André Ter Stegen (citado de urgencia por la lesión de Manuel Neuer). La Pulga falló su primer penal en Argentina, pero eso no fue demasiado determinante porque el equipo continuó mejor y a los 45 Khedira le dio una manito al vencer su propio arco.

El inicio de la segunda parte fue un espejismo, porque Alemania arrancó furiosa y a los 3 un disparo de Reus pegó en el palo. Pero desde ahí la visita monopolizó terreno y balón y a los 6 concretó una de las mejores jugadas del partido: la tocaron Gago, Messi, Di María, Agüero, tiró el centro atrás el Pipita y la depositó en la red La Pulga.

Alemania no parecía Alemania. Superada como pocas veces, en inferioridad numérica y sin fútbol, fue espectador de lujo de los toques y la circulación de pelota de Messi y sus socios (es incomprensible que el Kun siga en el banco). Desde ya, el partido se había desvirtuó con la expulsión, pero Argentina hizo lo suyo.

A los 19 Messi combinó con Agüero, quedó cara a cara con Ter Stegen y su ‘vaselina’ se fue besando el palo. Tres minutos después Reus probó los reflejos de Romero, pero a los 27 quedó la redonda boyando a 10 metros del área local y Di María sacó un zurdazo seco, rasando y preciso que transformó el partido en goleada (séptimo gol en 30 partidos).

El 4-0, mismo resultado que aquel de Sudáfrica 2010, estuvo a punto de caer a los 30 luego de una fantasía de Messi, que gambeteó a varios, pateó con alma y vida y atinó al poste. Pero como contrapartida llegó el descuento, a los 36 y después de una muy buena jugada que tuvo como moño una ‘palomita’ de Howedes. A falta de 10’ Alemania recuperó el orgullo, fue en busca del arco ajeno y el partido se puso interesante. De contra, Messi dejó sólo a Higuaín pero Gonzalo no estaba en su noche. Así se fue el clásico mundial, un buen ensayo albiceleste antes de los partidos ante Paraguay y Perú (7 y 11 de septiembre).

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