Kirchner podría competir por la conducción del PJ nacional

Dentro del PJ va tomando cuerpo un núcleo opositor al presidente que pretenden competir por la jefatura del PJ nacional. Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Menem y Eduardo Camaño reclamaron una convocatoria a elecciones internas, ya que el partido está intervenido desde marzo de 2004.

El presidente Néstor Kirchner está dispuesto a enfrentar a los dirigentes opositores del PJ que se decidan a competir en una eventual elección interna por la jefatura partidaria.

La certeza se impuso a principios de la semana en la Casa Rosada cuando, frente a inquietud de un grupo de justicialistas, un secretario de trato cotidiano con Kirchner confirmó la predisposición presidencial a participar en la interna.

«Vos dejalos que vengan», contestó envalentonado el funcionario, cuando sus interlocutores aludieron a los reclamos de Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Menem y el diputado Eduardo Camaño (PJ bonaerense) para que se convoque a elecciones internas. La puja que envuelve a la dirigencia justicialista gira en torno al valor dudoso de la estructura partidaria.

El PJ se encuentra intervenido desde marzo de 2004 y, con insistencia creciente, los justicialistas disidentes exigen que se normalice para competir por una porción de su esqueleto.

La semana pasada, el reclamo reunió por primera vez a adolfistas, bonaerenses y menemistas.

El fenómeno ocurrió durante la inauguración de un local partidario de Adolfo Rodríguez Saá, a pocas cuadras del Congreso. El puntano aprovechó, además, para presentarse como candidato a la presidencia partidaria.

El tono monocromático que colorea irremediablemente al justicialismo, un fenómeno que quedó cabalmente plasmado con el reciente pase al kirchnerismo de Ramón Saadi, obliga a los disidentes a buscar el cobijo.

Después de las elecciones legislativas, Kirchner hizo saber que aceptaba ocupar la jefatura del PJ siempre y cuando pudiera delegar en otro la gestión burocrática del cargo.

Ahora, los portavoces del presidente aseguran que también aceptaría competir si la proverbial lista de unidad resulta imposible y aparecen contendientes. Los mismos emisarios aseguran que para el presidente el riesgo es mínimo, ya que la idea es llamar a comicios únicamente para elegir consejeros partidarios.

Al separar la competencia de las pujas por cargos legislativos y ejecutivos –argumentan– la base partidaria carece de motivos para sumarse a una aventura de réditos escasos que, además, desafiaría el liderazgo de un presidente con altas chances de reelección.

 

El contexto

En realidad, más allá de la altisonancia de los reclamos, el juego del PJ opositor es recoger a lo largo del país la ristra de dirigentes justicialistas que quedarán fuera del armado oficialista para las elecciones de 2007. Muchos, como Camaño, ya trabajan en ello.

De todas formas, el Justicialismo nacional difícilmente se aleje en las formas de las manos del oficialismo porque, como demuestra su historia, la fidelidad es ante todo con el poder. (DyN)


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