Kirchner, ¿uno más?

Tras del revés por las comisiones en Diputados, el ex presidente deberá adaptarse a su nuevo rol. Sus seguidores le reclaman moderación: basta de retos y de pelearse con todo el mundo. Ruidos por la designación de Posse como ministro porteño y un llamado a "descabezar" a Scioli.

Redacción

Por Redacción

De aquí a agosto de 2011 -fecha prevista para las internas obligatorias y simultáneas establecidas en la reforma política-, pueden pasar «7.500 cosas», advirtió un dirigente que, con reparos pero rendido ante el escaso sentido común imperante, aceptó abrir las puertas del radicalismo al vicepresidente Julio Cobos.

«Correrá mucho agua bajo el puente», profetizó sin temor a fallar la diputada peronista y titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Graciela Camaño, quien en la elección de autoridades del pasado 3 de diciembre, le hizo sentir al ex presidente Néstor Kirchner, devenido en legislador raso, lo que significa descender al llano y amoldarse al andar de un cuerpo colegiado para la toma de decisiones.

«La ficha le cayó con ferocidad. Si quiere (Kirchner) amigarse con la gente debe dejar los retos y no pelearse con todo el mundo al mismo tiempo», sentenció uno de los miembros fundadores del proyecto K, dispuesto hoy a cometer parricidio. Muerto Perón -interpretó- a Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Kirchner habrá que reconocerles, en mayor o menor medida, sus méritos, pero omitirlos como puntos referenciales. «Son el pasado», se atrevió.

Marchando, algo que se verificará a partir de marzo, se verá hasta dónde es un punto de inflexión la realidad parlamentaria surgida del resultado electoral del pasado 28 de junio. Los sectores más intransigentes con el kirchnerismo, donde se encuadran los representantes del campo, intentaron sin éxito despojar al oficialismo de la presidencia de la Cámara y del control de las comisiones clave: Juicio político Presupuesto, Asuntos constitucionales, poderes y peticiones.

«El kirchnerismo perdió el invicto, pero no hay que apresurarse a hacer lecturas lineales. La victoria del 3 de diciembre no es extrapolable», dijeron quienes querían tensar más la cuerda en disidencia con los «componedores» Oscar Aguad (UCR), «Lilita» Carrió (CC), Graciela Camaño y Federico Pinedo (PRO).

En sintonía con los más duros, también se quejó amargamente fuera del Congreso el titular de la Sociedad Rural. Hugo Biolcati incursionó en el flagelo de la inseguridad y la impericia policial, y una vez más apeló a una expresión desafortunada cuando reclamó «el descabezamiento» de la gobernación de Buenos Aires que encarna Daniel Scioli.

«Es un golpista hecho y derecho», le endilgó el jefe de gabinete, Aníbal Fernández. Y desde la Unión Industrial (UIA), a la que la mesa de enlace agropecuaria trató de sumar, el vicepresidente Guillermo Moretti, le reprochó a Biolcati el hecho de que en 1976 «apoyó a (José) Martínez de Hoz y a la dictadura (militar)».

El acto del campo en El Rosedal no tuvo la envergadura que alcanzó durante el conflicto por la 125, pero sirvió para mostrar junto al gran arco anti K, que clama por renovaciones en el Consejo de la Magistratura, la transparencia de los números del Indec, el fin del clientelismo, la corrupción y el avasallamiento del federalismo. «Hay que atenuar los daños que puedan hacer en los próximos dos años», señalaron algunos de sus exponentes.

La amenaza del titular del bloque de diputados del FpV, Agustín Rossi, de apelar de manera sistemática a los vetos presidenciales, y la réplica sobre el retorno de los «cacerolazos» si el Ejecutivo no promulga algunas leyes aprobadas por la mayoría, quedó como señal de alerta para el año venidero.

Los intendentes del Gran Buenos Aires se preparan para un cuadro económico complicado. Hasta ahora, con reparos, responden a la Casa Rosada, porque les siguen llegando fondos para obras públicas. Pero ante la evidencia de que los recursos escasearán y la tozudez del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, de seguir «dibujando» las cifras de la inflación, ya están armando reservadamente una liga entre cuyos promotores figura el jefe comunal de Tigre, Sergio Massa, aspirante a la gobernación con sede en La Plata.

En la lucha entre lo nuevo y lo viejo, no faltan la improvisación y las zancadillas. En el Justicialismo, algunos esperan que en marzo el senador Carlos Reutemann decida postularse a la primera magistratura y retar a duelo a los Kirchner. «Lole» evidenció hasta aquí falta de carácter para lidiar con las trapisondas de sus compañeros. «Le puede pasar lo mismo que al pastorcito del cuento…», se pronunciaron burlones los que rememoran su exabrupto tras la pérdida de la senadora Roxana Latorre.

El futuro político inmediato sigue siendo incierto. A grandes rasgos, habrá que esperar las definiciones que se produzcan en el Justicialismo y la UCR, muy cómodos con una reforma que favorece el bipartidismo y condiciona al máximo a las fuerzas menores. Otro enigma gira alrededor de Mauricio Macri, tras designar ministro de Educación al escritor Abel Posse. En su debut, el ex diplomático criticó al gobierno nacional al señalar la anarquía frente a la criminalidad y el piqueterismo, y desató un tembladeral.

ARNALDO PAGANETTI arnaldopaganetti@hotmail.com

ARNALDO PAGANETTI


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