Kirchner y Bachelet hablaron de integración, perono ocultaron diferencias
No abordaron los temas espinosos que tensan la relación, como el precio del gas. Reconocieron que hay problemas, aunque destacaron que el objetivo es trabajar juntos.
El presidente Néstor Kirchner y su par de Chile, Michelle Bachelet, ratificaron la voluntad de avanzar en la integración pero reconocieron obstáculos y evitaron definiciones sobre las controversias en torno al suministro de gas argentino a los chilenos.
Además, ninguno abordó públicamente los otros puntos conflictivos, como la demarcación de límites en los hielos continentales, la eventual suba de aranceles que Santiago estudia imponer a varios productos lácteos argentinos o el precio diferenciado de los combustibles que cargan los chilenos que hacen turismo en nuestro país en algunos puntos de la frontera.
Los mandatarios se reunieron para firmar el llamado a licitación conjunta para la construcción del Ferrocarril Trasandino Central.
La agenda marcaba un almuerzo de las dos delegaciones oficiales pero sorpresivamente, se informó de la suspensión, de manera que Kirchner retornó de inmediato a Buenos Aires y Bachelet a Santiago.
Los presidentes compartieron, de igual forma, una reunión a solas que se extendió prácticamente durante una hora, en la sala de encuentros de la bodega Trivento, de capitales mixtos, ubicada en Maipú.
Luego se mostraron sonrientes, pero medidos y, junto a la ausencia de cualquier referencia a las diferencias por el precio del gas, compartieron en sus discursos los mismos argumentos: las discrepancias subsisten pero también la decisión de avanzar con la alianza.
«Integrarse no es fácil, tiene sus idas y sus vueltas, se trata de compatibilizar intereses, de discutir y acordar, y a veces se disiente», dijo Kirchner, frente a la audiencia de funcionarios y empresarios de ambos países y rodeado por paredes recubiertas de barricas de roble francés.
Minutos antes, Bachelet también aludió a las marchas y contramarchas del acercamiento entre ambos países. «A veces se puede ir más rápido, en otros temas se avanza más lento, lo importante es continuar avanzando y tener logros que permitan beneficios para nuestros pueblos», dijo la presidente trasandina.
Las palabras de Kirchner también incluyeron críticas que, aunque sin referencias específicas, parecieron dirigidas hacia los sectores de la oposición chilena que cuestionaron con dureza las decisiones argentinas de, primero, racionar la exportación de gas y, luego, aumentar el precio. «Va a afrontar siempre la visión sectaria de aquellos que creen que Argentina y Chile deben competir permanentemente», le dijo Kirchner a Bachelet y también apuntó contra quienes sufren de «miopía histórica y no pueden ver un proceso de integración que debe avanzar en toda la región». Seria, Bachelet asentía.
Antes, la presidente había cerrado su discurso con la exclamación «viva la Argentina, viva Chile».
Kirchner remarcó que «no es fácil compatibilizar las relaciones entre dos países» y abogó por resolver las diferencias, si es necesario, «con el dolor de la crudeza».
La relación binacional se deterioró cuando, a comienzos del 2004, la Argentina restringió la exportación de gas a Chile para enfrentar el aumento de la demanda interna.
Además, el precio del millón de BTU (unidad británica de medida) pasó de 2,80 a más de 4 dólares porque Argentina incrementó sus importaciones de gas desde Bolivia, que también ajustó sus precios.
Antes de retirarse, Bachelet reforzó la decisión de mantener el acercamiento con una interpelación directa a Kirchner: «Le expreso entonces, señor presidente, el firme compromiso de mi gobierno de seguir esforzándome para que los chilenos junto a los argentinos valoren y realicen, junto a las tareas de cada día, esa amistad y solidaridad que nos hará grande». (DyN/AFP)
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