La absolución de Rinaldi dejó otro asesinato impune y provocó una manifestación de repudio

El único acusado recuperó su libertad de inmediato y se fue insultado por la gente.

NEUQUEN (AN)- El asesinato de María Alejandra Zarza se sumó a la larga lista de casos impunes en la provincia. La Cámara Criminal Segunda absolvió ayer por falta de pruebas al único imputado, Nicolás Rinaldi, y dispuso su inmediata libertad. El fallo provocó una profunda indignación que se tradujo e una marcha espontánea frente a los Tribunales que luego se desplazó hacia el monumento a San Martín, concentrando más de 500 personas. Hubo insultos hacia la justicia y el gobierno neuquinos, pintadas, huevazos y piedrazos. Los familiares de la víctima, que estaba embarazada de siete meses y medio, quedaron desbordados por el dolor y convocaron para hoy a las 20 a otra movilización.

El fallo, si bien fue unánime, tuvo argumentaciones distintas. Para los camaristas José Víctor Andrada y Cecilia Luzuriaga de Valdecantos, Rinaldi no es ajeno al brutal asesinato de Alejandra pero no se pudo probar que estuviera en el momento mismo en que la mataron. En cambio el tercer vocal, Emilio Castro, lo desvinculó con más énfasis del crimen.

La lectura de la sentencia, que comenzó a las 16, demandó una hora cincuenta minutos, pero la última parte fue imposible de escuchar. La gran cantidad gente agolpada en la sala y los que estaban en la calle, siguiendo la transmisión en directo de la televisión y las radios locales, empezaron a insultar y gritar consignas contrarias a los jueces. También contra el único acusado y contra una mujer que lo defendió en la vereda, a riesgo de su integridad.

Rinaldi, de 28 años, estuvo presente en la sala y no expresó ninguna emoción cuando escuchó la sentencia que le permite volver a dormir en su casa después de casi dos años. Estaba detenido el 25 de mayo de 2002, y lo acusaban de partícipe necesario en homicidio simple.

Sin embargo, los camaristas consideraron que las pruebas no fueron suficientes para una condena. Esta vez no acusaron a la policía de plantar pruebas, como habían hecho en otra absolución polémica: la de los imputados en el asesinato de la docente Susana Ruminot. Por el contrario, rescataron en la sentencia los esfuerzos realizados por los investigadores.

Alejandra fue vista con vida por última vez el 19 de febrero de 2002. A las 23 de ese día Rinaldi la pasó a buscar por su casa, iban a hablar del bebé por nacer, cuya paternidad se atribuye al hasta ayer acusado del crimen.

El cadáver de la empleada judicial de 25 años apareció una semana después. Según los médicos, recibió un golpe que le desencadenó el trabajo de parto, le arrancaron el feto y el útero, provocándole padecimientos indecibles.

La acusación fiscal y de la querella le atribuían a Rinaldi haber entregado a la víctima a otras personas para que la mataran, y luego cooperar con el abandono del cadáver. Los jueces no estuvieron de acuerdo.

Andrada, presidente del Tribunal, afirmó que «solamente puede tenerse por probado que el enjuiciado dejó en manos de otro u otros a la víctima viva y ya con trabajo de parto, para su asistencia; que la muerte de ella y del feto fueron circunstancias sobrevivientes que no ocurrieron en su presencia, y que colaboró en el ocultamiento del cadáver y las demás evidencias del hecho».

Su colega Luzuriaga, en tanto, señaló que «a partir de que se desencadenó el trabajo de parto, el imputado no supo que hacer, recurriendo, lo más probable, a alguien conocido y confiable. Iniciado el trance crítico del estado de embarazo de la víctima, llevó al imputado a contactarse con al menos una persona (lo más razonable, muy ligada a él), siendo el nexo necesario por el que la joven Zarza llega al lugar equivocado y con la persona equivocada».

El camarista Castro, en cambio, aseveró que «no tenemos ni la menor idea sobre si (Rinaldi) estuvo en el lugar y momento de la muerte, ni, en caso afirmativo, qué pudo haber hecho allí y entonces. Nadie lo sabe». Aclaró: «tampoco afirmo que esté demostrada plenamente la total inocencia del acusado», pero votó por su absolución ya que «no está probado lo que se le acusa».

La escandalosa sentencia recogió repercusiones inmediatas.

La gente sitió el edificio de Tribunales, esperando la salida de Rinaldi y de los jueces.

Hubo un corte de calles, y un grupo se dedicó a revisar el baúl de cada vehículo que salía de la cochera ubicada en Yrigoyen al 100, previendo que pudieran sacar oculto al absuelto. Allí hubo injustificados malos tratos hacia gente que tiene contratada una cochera y que nada tiene que ver con el tribunal.

En medio del caos, se supo que la jueza Luzuriaga sufrió una descompensación después de la lectura.

La gente permaneció en la calle hasta entrada la noche, la marcha trajo un poco de calma a los más indignados.

Entre las sombras se hacían conjeturas sobre cuál fue la forma que eligieron los jueces para salir a la calle . Y algunos se preguntaban si el alboroto que provocó la mujer que defendía a Rinaldi no fue parte de una estrategia para distraer al público y a los medios de prensa, para que el ex imputado pudiera salir sin complicaciones.

La noche encontró a un público variopinto compartiendo un mismo reclamo y con el mismo grado de indignación.

En ese clima flotaba la sensación de que al caso Zarza todavía le faltan varios capítulos, más allá de lo que suceda en los estados judiciales.

EL FALLO COMPLETO (49 páginas en formato word) Notas asociadas: «Quiero tenerlo enfrente mío», pidió Marisel Riquelme Análisis: Neuquén sin seguridad La incredulidad y el llanto invadieron las calles Primero el estupor, luego la indignación Los jueces dejaron libre a Rinaldi con disímiles argumentaciones  

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NEUQUEN (AN)- El asesinato de María Alejandra Zarza se sumó a la larga lista de casos impunes en la provincia. La Cámara Criminal Segunda absolvió ayer por falta de pruebas al único imputado, Nicolás Rinaldi, y dispuso su inmediata libertad. El fallo provocó una profunda indignación que se tradujo e una marcha espontánea frente a los Tribunales que luego se desplazó hacia el monumento a San Martín, concentrando más de 500 personas. Hubo insultos hacia la justicia y el gobierno neuquinos, pintadas, huevazos y piedrazos. Los familiares de la víctima, que estaba embarazada de siete meses y medio, quedaron desbordados por el dolor y convocaron para hoy a las 20 a otra movilización.

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