La acción pionera de las mujeres en la primera comisión de J.J. Gómez

La historia se escribe y se reescribe y ahora son tiempos en que eso se hace con nombres de mujeres también. Como los de las damas que trabajaron codo a codo con los varones en la primera comisión vecinal de J.J. Gómez, de cuya formación se cumplen hoy exactamente 60 años.

De devolverles ese papel protagónico que tuvieron, su madre entre otras, se ocupa Angel Neyra, un conocido vecino de ese sector de Roca que supo llamarse a sí mismo “pueblito” en alusión explícita a un deseo de independencia nunca cumplido.

Sin embargo, fue esa primera comisión presidida por Eduardo Rojas la que recibió un aval a la independencia -según consta en acta, dice Neyra- por parte de quien fuera después senador del radicalismo, el doctor José Enrique Gadano, y que antes de ser elegido intendente de Roca le envía una carta a la comisión pidiéndole “apoyo político para la candidatura a concejal de Eduardo Rojas, quien además va a ser después el intendente del futuro pueblo de J.J. Gómez”, decía la misiva. Después las cosas no resultaron así pero el espíritu de independencia se mantuvo siempre entre los pobladores e incluso tomó fuerza inusitada en los ‘90, durante la intendencia de Carlos Nicolaus (PJ) en la ciudad de General Roca.

Lo cierto es que esa primera comisión pronto se vio desbordada por la cantidad del trabajo encarado: apertura, enripiado y denominación de las calles, mensura del pueblo, acequias y entubado de los puentes con sifones para regar los terrenos, extensión de alumbrado público hasta la escuela número 66 que por entonces funcionaba en lo que hoy es Alta Barda, del otro lado del Canal Grande, creación de una sala de primeros auxilios y de una plazoleta infantil y extensión del alumbrado domiciliario que solo llegaba hasta la comisaría sobre lo que es ahora la calle Tucumán.

“Tanto ir y venir por gestiones al Concejo, Rojas crece políticamente y se decide a ser candidato a concejal en Roca por la UCR. Enterada de esto, la comisión vecinal no acepta que él siga siéndolo si está tomando partido abiertamente por un color político. Lo obligan -en muy buenos términos- a renunciar y asume el vicepresidente que es Elías Quilodrán”, relata Neyra.

Fue entonces cuando entraron las mujeres a la cancha.
“Mi papá a partir de que fue presidente -cuenta Alicia Quilodrán- promovió la subcomisión de damas. Estaban las esposas y mamás, las hijas y compañeras de clases. Yo era muy jovencita, tenía 15 años y otras de varias edades, todas salidas de la misma escuela de nuestros padres, la 66 de acá de Gómez. Allí nos enseñaron a ser democráticas y trabajar para el bien de todos, esa era la cuestión”.

Sin tolerancia a la trampa

Hay una anécdota que recuerda especialmente Alicia para ilustrar la seriedad con que trabajaban en la comisión vecinal.

“En una oportunidad para el Día de la Madre, un domingo, se organizó un evento y los comercios cerraron para que se pudieran vender cosas a beneficio de la comisión. Pero hubo uno que pertenecía a un integrante de la comisión que vendía igual, bajo cuerda. A ese señor, la comisión lo expulsó. Eran muy estrictos, muy serios, se trabajaba muy honestamente y nosotras a la par de todos. Los eventos que se hacían eran a beneficio de la comisión porque era para ayudar al pueblo y hacer cosas para la gente”.

“Los hombres -prosigue Alicia- no tenían tiempo por su trabajo porque se ocupaban de la parte administrativa y nos delegaron a las mujeres esas tareas sociales y deportivas: se organizaban bailes y allí nosotras, las jovencitas vendíamos rifas, mientras bailábamos también -se ríe Alicia-. Eran bailes muy divertidos, muy sanos, hermosos”.

El número de damas activas oscilaba entre 10 y 15, donde “las mayores organizaban; la mamá de Neyra era la que nos decía qué hacer a las jóvenes”, precisa la mujer que ahora, con 72 años, se cuida, rodeada del verde primaveral, guardándose en su casa a causa de la pandemia.

Además de los bailes, hacían actividades deportivas como carreras de bicicletas y motos.

La escuela 66

También refiere el aprendizaje fundante de los principios democráticos e igualitarios incorporados en la querida escuela 66. “Nos enseñaban a organizarnos, allí los mismos alumnos formábamos comisiones, de la biblioteca, de la cruz roja. Los maestros nos hacían votar quién era el presidente, el secretario… y esa mecánica fue la que continuó con la comisión vecinal porque mi papá y todos los que estaban venían de la misma escuela”.

Primera comisión vecinal 28/10/60:
Eduardo Rojas, presidente; Elías Quilodrán, vice; Teodoro Jaramillo, secretario; Rodolfo Ramos, prosecretario; Jesús Antonio Rojas, tesorero; Juan Úbeda (h), protesorero. Vocales: Amado Maíz, Alfonso Iriaque, Heriberto Monsalve, Francisco Meya. En octubre de 1963 asume como presidente Elías Quilodrán por renuncia de Eduardo Rojas.

Subcomisión de Damas elegida el 22/8/1964:
Irene Maíz de Neyra, presidenta; Ana Sánchez de Ortiz, vice; María de Úbeda, secretaria; Alicia Quilodrán, prosecretaria. Vocales titulares: Encarnación de Díaz, Antonia García, Juana del Carmen Drujera, Marta Elisa Bassa, Ana Scheffer, Juana de Pardo, María P. de Ferreira, Ana María Morales; suplentes: Nélida Jones, Olga Villegas, María Eugenia de Parra, Rosa Martínez, Emiliana Lucy de Monsalve, Eugenia Martínez, Nora Esther Ortiz, María Angélica Ochiodoro, María de Serra. Revisora de cuentas: Fannny Antoniuck