La autoestima de la farándula

Por Rolando Citarella (*)

La política argentina no terminará nunca de sorprendernos. Desde dirigentes que se van por la puerta de atrás y al tiempo aparecen en los primeros planos, como si nada hubiera pasado, hasta las reiteradas y eternas peleas dentro del peronismo, casi nunca resueltas democráticamente, por vía de las elecciones internas.

La sorpresa ahora viene por el lado de una aparente renovación. Empujados por el descrédito y desprestigio generalizado, nuestros dirigentes han armado una nueva estrategia, que pareciera ser más o menos así: «A nosotros no nos vota nadie, así que pongamos en el primer plano del cartel a gente honorable, o al menos que no esté cuestionada. En lo posible, que sea gente con marketing…. pero nada más. No vaya a ser que después quieran pelearnos espacios de poder».

Obviamente que sus deseos están muy lejos de llevar adelante una auténtica renovación. Lo de ellos es sólo un maquillaje. Un nuevo gatopardismo. Una verdadera y deseable renovación y mejoramiento de la clase política debería apuntar al ingreso de los que saben del manejo de la cosa pública. Pero claro, serían tantos los condicionamientos que requerirían estos últimos, que harían prácticamente imposible la convivencia con aquéllos.

De allí entonces que se esté tentando a personas o personajes de la farándula en la capital y a reconocidos ciudadanos para la cobertura de cargos de concejales, en los municipios del interior.

Ahora bien, si bien es cuestionable esta estrategia de la vieja y aún vigente política, su propia naturaleza hace que no se pueda esperar otra cosa. Nunca un paso al costado, nunca la primacía de las ideas por encima del punterismo, etc.

Lo que sí resulta más cuestionable es la actitud de los nuevos invitados, que acceden a sumarse a la política de esa manera. Seguramente ninguno de ellos se animaría a realizar una operación de rodilla, calcular la estructura de un edificio, construir una represa o armar una calculadora. Pero sí se animan a participar en el manejo de la cosa pública, como si ésta fuese una cosa menor o menos compleja.

El cuestionamiento no pasa por razones de honestidad. A priori, no debería suponerse que estas personas se tiran a alcanzar algún carguito que les permita vivir cómodamente. Por el contrario, no son pocos los que prometen donar los sueldos o dietas que les correspondan, en el caso de acceder a algún cargo.

Lo que seguramente los alienta a participar es la sana voluntad de hacer cosas para la comunidad. Pero en general, no van más allá de eso: intenciones, voluntarismo y ganas. Porque de saber lo que hay que hacer…… nada de nada. Lo que se ve a primera vista es que la gran mayoría, no parece haberse especializado en algo que tenga que ver con la cosa pública. Más bien esperan realizar un curso acelerado de aprendizaje cuando estén en la función. Pero no es así cómo funcionan las cosas. Sería como aprender a operar de rodilla con la práctica. Un disparate total.

Ya decía el presidente Arturo Frondizi, en su momento, que el principal problema de los gobernantes argentinos era que no estudiaban. Los años posteriores a su mandato no han hecho más que confirmar sus aseveraciones.

Es evidente que la autoestima de estos nuevos candidatos está por las nubes. Sus pensamientos deben ser más o menos así: «Si hoy están Fulano y Mengano, cómo no voy a poder estar yo». O sea, si están aquellos que no saben nada, tranquilamente pueden estar ellos. El problema es que, en ambos casos, no saben de la cosa. Ninguno de ellos sabe hacer una operación de rodilla. Y obviamente….. así nos va.

 

 

(*) Economista


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora