La ayuda llegó de Chile
Gary Medel facturó por dos y Boca desató la fiesta en su casa.
AP
fútbol de afa
Boca interrumpió una racha de siete fechas sin victorias, disipó angustias y tomó aire fresco en el partido ideal: el superclásico contra River. Sin dejar dudas, el Xeneize ganó 2-0 y en medio de una campaña para el olvido, encontró una sonrisa.
La ayuda llegó desde Chile, porque Medel hizo los dos goles del equipo de Alves. El defensor-volante fue el gran protagonista de la tarde, porque marchó a las duchas a 10 del final e incluso, debió haber sido expulsado por el festejo en el primer tanto.
El local no brilló pero sí marcó una superioridad evidente ante un Millonario carente de ideas, que volvió a tierra tras la victoria ante Huracán en el capítulo anterior y, de ninguna manera, mostró credenciales de favorito.
El primer tiempo fue de bajo nivel y dentro de la mediocridad, pasados los 10, Boca comenzó a marcar diferencias por el buen trabajo de Giménez, Medel y Méndez, que superaron a Almeyda-Ahumada.
Y en la primera pelota parada, llegó el estallido. JR Riquelme ejecutó un tiro libre desde la izquierda, bajo y suave y ante el insólito estatismo de los defensores y Vega, aparecieron tres jugadores de Boca. Uno de ellos, Medel, estiró la pierna para empujar la pelota al gol. El chileno, que estaba amonestado, se colgó al alambrado y muchos pensaron que se venía la segunda amarilla. Baldassi se hizo el distraído y “siga, siga”.
River tuvo una inmejorable chance, cuando el roquense Canales colocó la pelota en profundidad y Funes Mori, absolutamente solo, y con tiempo para resolver, definió a las manos de García.
Los primeros minutos del complemento fueron los “top” para Boca. Primero lo tuvo Palermo y al toque, llegó la mejor jugada del partido. Monzón desbordó por izquierda, tocó al medio, Gaitán la dejó pasar y Medel apareció por atrás a la carrera. Sacó un disparo fuerte y la clavó en el ángulo derecho.
River recién comenzó a aparecer después de los 15, pero sus embates nunca fueron claros, terminó siempre por el medio y permitió que la defensa rival, fuera afirmándose con el transcurrir del juego. Funes Mori tuvo otra buena pero se demoró y su disparo rebotó en Bonilla.
Cuando Boca controlaba con comodidad, Medel se fue a las duchas. Esta situación derivó en alguna incógnita, pero River siguió confundido. Apenas un remate de Gallardo inquietó a García.
En definitiva Boca pudo sostener la diferencia sin mayores dificultades dada la carencia de recursos que mostró su rival, que por imperio de este superclásico, es el que ahora carga con la pesada mochila. (DyN/AN)
AP
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