La belleza y sus excesos

BUENOS AIRES (Télam).- El filósofo norteamericano Arthur C. Danto, conocido por sus audaces teorías sobre la evolución del arte, reflexiona en «El abuso de la belleza» sobre el concepto de creación plástica y concluye que la belleza en una obra de arte es una clase de «delito estético».

Si hace un siglo la belleza era el canon en el cual mirarse -y sobre todo verse reflejado-, ahora no deja de ser un decadente vestigio del pasado. Así, aspirar a la fealdad, o en todo caso, a «reflexionar» sobre el lado oscuro y más abyecto de la realidad, es el objetivo del arte contemporáneo.

El prestigioso historiador norteamericano Arthur C. Danto, que anunció en los 80 el fin del arte y una época basada en la incertidumbre y la ausencia de referencias, aborda en su último libro la cuestión de la estética y explica cómo se gestó la revolución contra la belleza y cómo fue derrocada por la vanguardia moderna. Según el ensayista, hace un siglo la belleza era considerada de forma unánime como meta suprema del arte y hasta como sinónimo de excelencia artística. Hoy, en cambio, algunos la contemplan como algo parecido a un delito estético y hasta la crítica increpa a los artistas cuando sus obras parecen aspirar a la belleza.

De acuerdo a la teoría de Danto, en los últimos años algunos artistas, críticos y curadores de exposiciones han empezado a contemplar la belleza de distinta manera.


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