La Biblioteca Rivadavia expone libros que no dejó leer la dictadura

CIPOLLETTI (AC).- Sobre una mesa, ubicada delante de un cartel negro con letras blancas que dicen “prohibir”, hay una serie de libros que, a simple vista, están mezclados. Que no tienen un orden, ni corresponden a una serie. Aunque algunos puedan saber de qué se trata, la mayoría pregunta y, cuando recibe la explicación, elige uno y se lo lleva para leer. Éste es el objetivo que buscan los integrantes de la Biblioteca Bernardino Rivadavia con la exposición de libros que prohibió la última dictadura militar. Una de las cosas que más llaman la atención sobre la muestra es la variedad no sólo de autores sino de estilos narrativos: hay desde ensayos hasta cuentos para niños, pasando por “El Principito” de Antoine de Saint Exupèry. En la mesa se colocaron unos 50 libros prohibidos entre 1976 y el regreso de la democracia en 1983. Son los que habían sido “desinventariados” por la institución en ese entonces y que figuraban en los listados que periódicamente hacían circular las autoridades militares. “Creo que acá nunca se hizo una quema de libros. Tendría que investigarlo bien. Sé que en la biblioteca de Viedma sí. Lo que hicieron en Cipolletti fue sacarlos del inventario de libros que estaban disponibles para la lectura”, contó el bibliotecario Daniel Pompei que estuvo a cargo de organizar la muestra. Con el regreso de la democracia, en 1983, fueron nuevamente puestos a disposición de los lectores. Explicó que la exposición surgió de la lectura de “Un golpe a los libros”, que es una investigación de Hernán Invernizzi y Judiht Gociol sobre el control, desaparición y quema de libros que montó la última dictadura militar a través de sus mecanismos de inteligencia. “Todo los meses organizamos una muestra de libros y como marzo es el aniversario del golpe militar decidimos hacerla sobre los libros prohibidos”, contó Pompei. “Nuestro objetivo es que los libros circulen. No que se queden en esta mesa. Por eso ahora hay muchos menos de 50”, explicó mostrando los huecos entre ejemplares. Entre los autores que están en exposición figuran Carlos Marx, Fedor Dostoievsky, Juan Gelman, David Viñas, José Martí, Raúl González Tuñón, Griselda Gambaro o infantiles como Elsa Borneman y su obra “Un Elefante ocupa mucho espacio” y Laura Devetach con “La torre de cubos”. Los argumentos que se utilizaron para prohibir estuvieron centrados en que contenían “cuestionamientos ideológicos-sociales”, “objetivos no adecuados al hecho estético”, “ilimitada fantasía”, “carencia de estímulos espirituales y trascendentes” o directamente porque tenían una finalidad de adoctrinamiento, según los decretos militares. Pompei mencionó particularmente “Cinco Dedos” en el que una mano verde persigue a los dedos de una roja que, para defenderse y vencer, se unen y forman un puño colorado. Recordando lo que relata el libro de Invernizzi y Gociol, contó que se prohibió cuando la esposa de un militar vio el libro que tenían sus hijos y se horrorizó porque la mano derrotada era de color verde, el mismo del uniforme de fajina del Ejército.


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