La Bonaerense planea «rodear» a Cafiero

La fuerza será reestructurada luego de la muerte de los piqueteros.Pero líderes de la "maldita Policía" ya crean anticuerpos para sobrevivir.

Buenos Aires (ABA)- La masacre de Avellaneda actuó con la fuerza de un terremoto sobre la Policía Bonaerense, la fuerza de seguridad más poderosa del país. Los piqueteros muertos y las evidencias sobre la ineptitud y violencia que usaron los policías caló hondo en la institución.

La semana pasada debieron renunciar todos los integrantes de la cúpula, incluido el ministro de Seguridad de la provincia, Luis Genaud. El gobernador Felipe Solá arriesgó entonces con una jugada sorpresiva: le encargó a Juan Pablo Cafiero que se haga cargo de la tan demorada reforma de la fuerza, otorgándole amplios poderes para socavar la corrupción policial. El panorama con que se encuentra el dirigente frepasista es más bien negro: casi 20.000 de los 45.000 efectivos de la Bonaerense están sumariados; seis de los 18 jefes departamentales tienen causas abiertas; ya hubo más de 600 casos de «gatillo fácil»; las internas son furiosas y la imagen en la opinión pública es bajísima, incluso peor que en los meses posteriores al asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas.

¿Podrá Cafiero llevar adelante una reforma seria? La mayoría de los oficiales de la fuerza creen que le será imposible. «La policía se maneja ya con un alto grado de autonomía», admitió el comisario Julio César Frutos, el mismo que le mandó una polémica carta abierta al presidente Duhalde. Una de las máximas de los comisarios reza: los políticos pasan, la policía queda. De hecho, la asunción del nuevo ministro provocó una ola de rechazo en las filas: para los policías es un «zurdito» que viene a «experimentar».

«Para reformar la policía hay que conocerla, porque se mueve como mafia y tiene muchos vericuetos. Por más que Cafiero tenga buenas intensiones, lo van a tratar de rodear para que no pueda hacer más que un cambio cosmético», advirtió el ex comisario Luis Vicat, que investigara el caso Cabezas y el atentado a la AMIA y hoy es un enemigo declarado de la Maldita Policía.

Anticuerpos contra la reforma

La «corporación», como llaman a la bonaerense puertas adentro, sigue siendo manejada por los poderosos ex comisarios de la denominada «Maldita Policía», herederos del macabro comisario Pedro Klodczyk, el responsable de haber dotado a la Bonaerense de un sesgo eminentemente empresarial-delictivo.

Los ex comisarios Ramón Verón, Mario Naldi y Jorge Rossi forman el triángulo de poder real de la fuerza, desde las sombras. Ellos son socios en la empresa Global Solution, una opulenta compañía de seguridad privada desde donde diseñarían las estrategias y las operaciones.

«El noventa por ciento de los efectivos de la Bonaerense le responde a ellos. Nadie quiere hoy por hoy la reforma. La Maldita tiene un fuerte espíritu de cuerpo», indica un oficial que respalda los objetivos de Cafiero.

El poder oculto, a su vez, tiene sus jefes de superficie. Hoy, dentro de la policía provincial, hay dos hombres que se destacan, por sus influencias y su poder de mando. El comisario Oscar Sobrado es el que tiene mayor perspectiva de futuro; posee fuertes aliados en la arena política, como Juan José Alvarez, actual ministro de Justicia y Seguridad de Duhalde; y el senador provincial «el zorro» Román, uno de los supuestos «padrinos» de la fuerza en la zona Oeste.

Sobrado, ex director de la dirección de Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad, ejerce ahora como interventor de la Jefatura Departamental de Lomas de Zamora, la «casa» que tuvo a su cargo el operativo que terminó con dos piqueteros muertos en Avellaneda.

Es decir, parecería contar con toda la confianza de Cafiero y Solá.

Es más: el día anterior a la marcha piquetera para protestar por los asesinatos, el miércoles pasado, Sobrado fue uno de los «especialistas» que asesoró a Cafiero en la organización de la seguridad. Sin embargo, este hábil discípulo de Amadeo D»Angelo, mantiene fuertes sus lazos con los herederos de Klodcyk.

«Es un representante de la Maldita Policía desde la primera hora», señala un fuente que conoce bien la interna de la Bonaerense.

El otro jefe poderoso de la fuerza es el comisario Raúl Chévez, secretario general de la institución. Se presenta como «cara intelectual» de la Bonaerense y uno de sus mejores teóricos.

Es el más inteligente de los jefes y muchos ven su pluma detrás de la carta abierta del comisario Frutos a Duhalde. «Chávez es el hombre que eligió la Maldita para rodear a Cafiero», avisa la fuente que dialogó con Río Negro.

Y aclara: «Cafiero puede tener carácter y ganas, pero no tiene el poder suficiente para enfrentar a una corporación mafiosa, que creó eficientes anticuerpos luego de la reforma que intentó imponer Arslanián en el «98. ¿Cómo va a hacer? No tiene asesores, y la gente que conoce las internas y los secretos no va a traicionar a la corporación. Tendrá que confiar entonces en los que tiene disponibles».

Los cinco minutos de fama

El jefe de la departamental de Quilmes, Julio César Frutos, tuvo sus cinco minutos de fama el lunes pasado, cuando publicó una carta abierta en la que criticaba con dureza la intención del presidente Duhalde de «poner en caja» a la Bonaerense.

En dicha carta, sobraba la muestra de cordura, y el mismo comisario se muestra como un «policía progresista».

Sin embargo, hay una verdad escondida tras este personaje. Julio César «el petiso» Frutos -ex compañero de promoción y amigo de Ribelli, el policía acusado de participar en el atentado a la AMIA- también mantiene lazos con la Maldita Policía. Para algunos, fue el elegido para enviar un mensaje al poder de turno. Será porque es de los únicos «presentables»: usa anteojitos y posee una amplia capacidad de oratoria.

De hecho, con su polémica con el Presidente avivó más de una conjetura. En espacios políticos y judiciales su «Carta abierta» fue interpretada como la expresión encubierta de sectores de la Maldita que quieren impulsar a un jefe propio y presionar sobre Cafiero y Solá.

«La carta, incluso, puede ser leída como una advertencia», indica un comisario. Según esta visión, cuando Frutos dice: «Siento la obligación ineludible de recordarle que nunca he coincidido tanto con sus palabras como cuando dijo que «lo bueno sería consensuar un criterio»», lo estaría invitando a consensuar con el verdadero poder de la Policía.

«Cuando dice, «Le recuerdo que nadie puede dudar de que el criterio para solucionar el problema lo conoce Ud. mejor que nadie», Duhalde debería interpretarlo como una suerte de amenaza velada», indica la fuente.

Según la reglamentación policial, la carta es una causal de exoneración (artículo 39 inciso 7).

Sobre todo, porque está agraviando la investidura presidencial. Pero en el Gobierno provincial ya saben cual es su escudo y saben que, ahora, cuenta con cierto respaldo de la opinión pública. Cuando Solá ya había decidido no castigarlo, Frutos pidió una licencia por enfermedad. Por las dudas.

Gonzalo Alvarez Guerrero


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