La burbuja y el fútbol
El fútbol, mucho más allá de Wall Street, vive en su propia burbuja económica. ¡Cómo no recordar a Lazio y Parma, y a sus presidentes Sergio Cragnotti y Calisto Tanzi, que daban clases sobre el fútbol del siglo XXI y terminaron presos y llevando a sus entidades a la bancarrota!
La burbuja del calcio explotó hace ya unos años y la posta fue asumida por la Liga de una España que vivía en pleno boom económico y se dio el lujo de agrupar a los mejores cracks del momento, primero con el Real Madrid «galáctico» y luego con el Barcelona de Ronaldinho.
Pero el capitalismo encontró que no había mejor paraíso que la Premier League. Se creyó que el arribo al Chelsea de Abramovich y su fortuna de 15.000 millones de euros era el tope. Pero, cuando el ex premier tailandés Thaksin Shinawatra (Frank Sinatra para los hinchas) debió afrontar cargos de corrupción encontró a un comprador 34 veces más poderoso que Abramovich: el emirato de Abu Dhabi.
El presidente de la Federación inglesa, David Triesman, puso blanco sobre negro: el fútbol inglés, el de mayor poderío económico del mundo, tiene una deuda de más de 5.200 millones de dólares. «Hay que controlar de una vez por todas a los nuevos capitales que compran nuestros clubes», dijo.
Manchester United está inquieto por la bancarrota de su principal patrocinador (AIG), Manchester City (Abu Dhabi) mira el derrumbe del precio del petróleo, igual que Chelsea (Abramovich), y West Ham, cuyo patrón islandés quedó muy afectado por la crisis bancaria del país.
Aquí no estamos lejos de todo esto. Es que el fútbol vivió siempre dentro de su propia burbuja.
Así lo siente el hombre más poderoso del fútbol uruguayo, Francisco Casal. Tras apoderarse de jugadores, clubes, TV y hasta del carnaval, deberá responder ante la justicia, que ya lo embargó por más de 25 millones de dólares y lo acusa de evadir 104 millones de dólares en la compraventa de jugadores, suma que ascendería a 400 millones.
La selección uruguaya será rival de Argentina. Pocos lo saben, pero la explotación económica de la «celeste» también está virtualmente en sus manos.
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