La cancha de pelota se usó como centro de detención
Testigos confirmaron que las instalaciones estaban en cercanías de la escuela de instrucción militar, en Bariloche. “Había tres detenidos políticos vendados”, dijo ayer un militar.
Mauro Pérez
Luis Farías Barrera, Gustavo Sommer y Alberto Camarelli, los únicos acusados que estuvieron el jueves y ayer en la audiencia.
NEUQUÉN (AN).- La cancha de pelota paleta del Ejército en el cuartel militar de Bariloche fue el lugar donde detenían, horas y días, tabicados, a los perseguidos políticos tras el golpe de 1976, según los testimonios que se escucharon en la segunda audiencia del juicio que se lleva a cabo en el juicio por delitos de lesa humanidad.
Las paredes de material y con un solo ingreso, que funcionaba en las inmediaciones de la escuela de instrucción militar, ya estaban demolidas para cuando la Justicia realizó la inspección ocular durante la instrucción de los casos de detenidos-desaparecidos en Bariloche.
“Por los testimonios, funcionó como un centro clandestino de detención y desde allí eran extraídas las víctimas para ser interrogadas, con un sentido persecutorio y bajo amenazas”, dijo el querellante por la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH), Juan Cruz Goñi.
Los testimonios relacionados con los perseguidos políticos en la zona andina en 1976 signaron ayer la continuidad de las audiencias en el juicio que se sigue a 22 militares, policías provinciales, federales y gendarmes por los delitos cometidos durante la dictadura.
La querellante por el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh), Natalia Hormazábal, destacó que con los testimonios de Iván Molina y Germán González escuchados el jueves, quedó en evidencia “que fueron detenidos por su rol como gremialistas y dirigentes sindicales” (de los gremios gastronómicos y municipal) y que se trata de denuncias que hasta el momento eran poco conocidas porque se investigaron en otra jurisdicción.
Desde Viedma, por videoconferencia, el comisario rionegrino Carlos Arias habló de la inexistencia de actuaciones en las dependencias policiales de El Bolsón sobre la detención de Luis Levita en 1976, otro de los testimonios de persecución en esa zona.
Con muchas dificultades de audio por los continuos problemas técnicos, desde Bariloche el militar Carlos Aranda describió la liberación de Molina tras la detención ilegal.
Aranda integraba la banda de música en la escuela de instrucción militar y en 1976 integró la guardia en la cancha de pelota, cuyo ingreso estaba vedado a los soldados conscriptos, dijo.
“Había tres detenidos políticos, estaban vendados”, señaló.
Reconoció a Juan Boloncci y a Molina porque eran del lugar. “Me tocó llevarlos a Bariloche –desde la cancha de pelota paleta–en el colectivo”, de la banda, dijo.
Detalló que los dejó allí “en la esquina donde vivía Molina».
Describió que los vio vendados en la cancha de pelota y sabía que eran perseguidos políticos por la condición de peronista de Boloncci, a quien conocía.
El cierre de testimonios declaró el artesano de Puelo Luis Alba, quien en 1976 describió el traslado de una persona desde la cancha de pelota paleta hasta los baños de la guardia.
“Yo lo conocía de El Bolsón y por eso supe que era Cacho García, iba vendado; le dije que era Alba y que estaba en Bariloche”, describió.
Sostuvo que si bien supo “por comentarios del pueblo” que Levita había estado secuestrado en el cuartel, pero que personalmente no lo vio mientras duró su conscripción.
“Yo me escapaba mucho del cuartel y hasta me dieron 6 meses más por desertor, así es que no hacía guardias debido a que estaba castigado. A Cacho García lo liberó Burgoa (ex director de la escuela de instrucción militar e interventor de la municipalidad en 1976). Eso me dijo la esposa de García, que iba todos los días al cuartel a pedir por él”, relató.
Juicio “la escuelita” IV
Mauro Pérez
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