“La carta vacía” se presenta en Villa La Angostura

VILLA LA ANGOSTURA.- Con una puesta distinta, la obra “La carta vacía” llega a Villa La Angostura para quedarse todo este mes, febrero y marzo. La primera función será el viernes 7 (luego subirá a escena el miércoles 19 y 26 de enero; el jueves 3, martes 8 y miércoles 23 de febrero, y el jueves 10 de marzo), en el Centro de Convenciones de Villa La Angostura. La obra, que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Teatro y fue declarada de interés cultural, está escrita y dirigida por Diego Fernández Quintana, quien en su trayectoria ha recibido el mayor premio a la literatura teatral de habla hispana, el “Tirso de Molina”. La obra destaca por su novedosa puesta en escena ya que la distribución del público en el auditorio tiene una forma no convencional. A medida que avanza la obra la interacción de la audiencia y los actores confluye de una forma armoniosa y empática. Para este espectáculo se pensó un concepto de “espectador móvil”, que cumple la función de “pasajero” de un tren que atraviesa e interviene la historia de las protagonistas. Mariela Roa y Lucía Burstein son las protagonistas de esta obra que cuenta la historia de Leticia –recuperada de una temprana invalidez– y su hermana Holanda. Ambas se reúnen varios años después en un tren rumbo a la casa natal, en un pueblo profundo en la llanura, cerca de las vías del ferrocarril, para dirimir qué hacer con la casa, ahora que la madre ya no está. Poco a poco va aflorando una memoria común: un viejo juego de estatuas junto a las vías; cartas envueltas en piedras, arrojadas a un extraño en un tren que pasa; la muerte de un joven en un baile de disfraces, del que Leticia se sospecha autora y que involucra también a su hermana. Leticia trata de indagar la verdad. Relee viejas cartas y escribe otras nuevas. Busca pistas; un cadáver; algo que la confirme como asesina y la libere de aquella incertidumbre. Holanda, ajena al mundo literario de su hermana, encarna a una heroína fallida. Nunca se fue del pueblo, cuidando primero de la joven Leticia enferma, y luego de la madre hasta el final. Quedó trabajando como guarda del ferrocarril, atrapada siempre en el mismo recorrido. Las hermanas intentarán construir un nuevo vínculo. Pero ante la posibilidad de dilucidar aquel pasado, deberán tomar una decisión.


VILLA LA ANGOSTURA.- Con una puesta distinta, la obra “La carta vacía” llega a Villa La Angostura para quedarse todo este mes, febrero y marzo. La primera función será el viernes 7 (luego subirá a escena el miércoles 19 y 26 de enero; el jueves 3, martes 8 y miércoles 23 de febrero, y el jueves 10 de marzo), en el Centro de Convenciones de Villa La Angostura. La obra, que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Teatro y fue declarada de interés cultural, está escrita y dirigida por Diego Fernández Quintana, quien en su trayectoria ha recibido el mayor premio a la literatura teatral de habla hispana, el “Tirso de Molina”. La obra destaca por su novedosa puesta en escena ya que la distribución del público en el auditorio tiene una forma no convencional. A medida que avanza la obra la interacción de la audiencia y los actores confluye de una forma armoniosa y empática. Para este espectáculo se pensó un concepto de “espectador móvil”, que cumple la función de “pasajero” de un tren que atraviesa e interviene la historia de las protagonistas. Mariela Roa y Lucía Burstein son las protagonistas de esta obra que cuenta la historia de Leticia –recuperada de una temprana invalidez– y su hermana Holanda. Ambas se reúnen varios años después en un tren rumbo a la casa natal, en un pueblo profundo en la llanura, cerca de las vías del ferrocarril, para dirimir qué hacer con la casa, ahora que la madre ya no está. Poco a poco va aflorando una memoria común: un viejo juego de estatuas junto a las vías; cartas envueltas en piedras, arrojadas a un extraño en un tren que pasa; la muerte de un joven en un baile de disfraces, del que Leticia se sospecha autora y que involucra también a su hermana. Leticia trata de indagar la verdad. Relee viejas cartas y escribe otras nuevas. Busca pistas; un cadáver; algo que la confirme como asesina y la libere de aquella incertidumbre. Holanda, ajena al mundo literario de su hermana, encarna a una heroína fallida. Nunca se fue del pueblo, cuidando primero de la joven Leticia enferma, y luego de la madre hasta el final. Quedó trabajando como guarda del ferrocarril, atrapada siempre en el mismo recorrido. Las hermanas intentarán construir un nuevo vínculo. Pero ante la posibilidad de dilucidar aquel pasado, deberán tomar una decisión.

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