La centralidad de la deuda en el escenario 2020

Febrero se presentó mucho más difícil de lo esperado en la relación con los acreedores. El resultado de la re negociación es la llave para la re activación.

Redacción

Por Redacción

Llave. Destrabar la re negociación de la deuda es condición necesaria para volver a re activar la economía.

“Este gobierno no va a aceptar que la sociedad argentina quede rehén de los mercados financieros internacionales, ni va a favorecer la especulación por sobre el bienestar de la gente”. Así abrió el Ministro de Economía Martín Guzman, la conferencia de prensa en la que anunció el reperfilamiento parcial del Bono Dual AF20, cuyo vencimiento operaba el pasado jueves.
La jugada no era la primera opción del gobierno, que tras el fracaso del canje abierto la semana anterior, el cuál logró una adhesión de solo el 10%, se vió obligado a optar por pagar solo los intereses y postergar hasta septiembre la cancelación del capital. La alternativa era cancelar el total del vencimiento, acudiendo a la emisión monetaria, una herramienta que el propio Guzman valoró como distorsiva, por su implicancia en el nivel general de precios.
Lo acontecido hasta el momento, no es una buena señal de cara a la re negociación total que ha emprendido el gobierno con los acreedores privados y los organismos multilaterales. Pero para entender la secuencia del cortísimo plazo, se impone la necesidad de revisar en qué consiste el instrumento cuasi defaulteado, y quienes son los inversores involucrados.
El Bono Dual AF20, fue un instrumento ideado en julio de 2018 por el entonces Ministro de Finanzas, Luis Caputo, y cuyo rendimiento está atado a dos variables, operando al vencimiento, aquella que beneficie más al inversor. La primera variable consiste en la evolución de la tasa de interés en pesos, la segunda es la evolución del tipo de cambio (lo que se conoce como ‘dolar linked’) más una tasa de interés fija. La fuerte devaluación que tuvo lugar entre julio de 2018 y el día de hoy, hizo que la variable relevante sea el dólar. La estrategia inicial del equipo de Guzmán era canjear esos títulos atados al tipo de cambio por un nuevo instrumento en pesos con vencimiento en 2021. “El canje buscó cambiar el perfil de este bono insostenible por otro que fuese sostenible. Hubo cooperación de tenedores locales pero no hubo cooperación por parte de un grupo de fondos extranjeros que posee la mayor tenencia del instrumento”, explicó el Ministro durante la conferencia.

Nueva conducción. El FMI conducido por Kristalina Georgieva.


Allí radica otra de las claves para entender la situación. El 80% del AF20 está en manos de inversores extranjeros, y se estima que un 25% pertenece al fondo Franklin Resources, perteneciente a Templeton Investments. La negativa de Templeton a ingresar en la oferta argentina, fue determinante para el resultado negativo del canje. Se trata del grupo al que acudió Caputo al inicio de la corrida cambiaria en mayo de 2018, cuando el fondo suscribió Botes 2023 y 2026 en pesos por u$s 3.000 millones. El ‘aporte’ de Templeton sirvió en ese momento, para que transitoriamente, la cotización del dólar no escalara por encima de los $25. No obstante, la llegada de Templeton en 2018, fue más una cuestión de cercanía personal con Caputo a raíz de su trayectoria en los mercados financieron internacionales, que un interés real en el país como destino para las inversiones. Con ese dato, y considerando que ya en septiembre de 2018 Templeton y Black Rock (el otro fondo que participó en mayo de ese año) anunciaban millonarias pérdidas por haber “subido” a los Botes de Caputo, es razonable el rechazo a la oferta de Guzman, que en pocas palabras ‘pesificaba’ la inversión.
De cara a lo que viene, el panorama luce complejo. La dinámica de febrero, en la que también se inscribe el fracaso de la Provincia de Buenos Aires para postergar sus vencimientos, es apenas el comienzo del partido. Un partido largo, que inicia con Argentina muy por debajo en el marcador.
Los gráficos que acompañan la nota, ofrecen un panorama de situación. Entre 2015 y 2019, el stock de deuda creció en u$s 93.000 millones, y el peso relativo de la deuda pasó del 40% del PBI al 101%. Significa que en la actualidad, Argentina necesita el equivalente a toda la producción de bienes y servicios de un año completo, para poder afrontar sus compromisos de deuda. No hay forma de entender el momento actual, sin citar el hiper endeudamiento de los cuatro años previos, donde la parafernalia financiera se atrevió a desvaríos dantescos, tales como la colocación de un bono a 100 años, otro de los instrumentos pergeñados por el inefable ex Ministro Caputo.


A ello se refirió entre otras cosas Guzmán durante su exposición en la Cámara de Diputados cuando expresó “es hora de dar vuelta la página, para que haya un ‘nunca más’ a los ciclos de sobre endeudamiento. Ciclos que destruyen oportunidades y generan profundos desequilibrios sociales”. En su exposición, el actual conductor de la política económica dejó en claro tres puntos que forman parte de la estrategia.
En primer lugar, indicó que “no hay peor cosa que un ajuste fiscal en tiempos de recesión” al tiempo que indicó que lo más factible es alcanzar el equilibrio fiscal recien en 2023. No se trata de un tema menor: lo que acaba de establecer el Ministro, es que la austeridad fiscal no es el eje rector del programa económico, y que si es necesario, se acudirá al gasto para reactivar la demanda.
En segundo lugar, Guzmán indicó que la propuesta argentina generará “frustración” entre los bonistas. En otras palabras, anticipó que se ofrecerá un canje de deuda que incluirá una quita considerable.
Una mirada de mediano plazo, arroja que entre 2021 y 2027, los vencimientos que deberá afrontar el país ascienden a u$s 228.382 millones, de los cuales el 59% tiene lugar entre 2021 y 2023.


El punto es determinante, tanto para la dinámica del gasto, como para la renegociación de la deuda. No hay chance de que el país genere semejante disponibilidad de divisas en los próximos cuatro años. A la vez, lograr un entendimiento favorable que permita postergar vencimientos de capital, es la única forma de evitar el ajuste que el Ministro pretende esquivar.
Un panorama de cortísimo plazo, muestra en cambio, el grado de apremio que representa la deuda en la agenda oficial. El grueso de los vencimientos de 2020 se concentra en marzo, fuertemente en abril, mayo y agosto. Es por tal motivo que lo sucedido con el AF20 cobra gran relevancia. La necesidad de acordar con los tenedores de bonos se repetirá en un puñado de días. La urgencia quedó a la vista cuando el ministro advirtió “no permitiremos que los inversores extranjeros determinen el rumbo de la política económica”.


En tercer lugar, Guzmán se ocupó de marcar la cancha de cara a la llegada de la misión técnica del Fondo Monetario Internacional, que arribará al país esta semana. El Ministro indicó que “el FMI también es responsable de la actual situación macroeconómica”. Tal valoración es crucial en una mesa de negociación. En la visión oficial, si el FMI es co responsable, debe compartir los costos de la crisis. No será sencillo convencer de ello al board del organismo, cuya conducción cambió a fin de año, y cuya composición responde a los países más importantes del mundo. Es allí donde el apoyo cosechado por Alberto Fernández en sus reuniones con Emmanuel Macrón y Ángela Merkel, se torna determinante. Por decantación, el rumbo que elija el organismo multilateral respecto al caso argentino, servirá para abroquelar el destino de la negociación con los bonistas privados.

Datos

u$s 69.200
Los vencimientos durante 2020. Si se descuenta la deuda intra sector público, quedan por pagar u$s 36.600 millones.
59%
La proporción de la deuda a pagar en los próximos 8 años, que vence entre 2021 y 2023.

Pablo Tigani: “Las empresas que salieron a tiempo ganaron fortunas”

Pablo Tigani es Doctór en Ciencias Políticas y Máster en Economía, fundador y director del Estudio Hacer, de larga trayectoria en asesoramiento y gestión del perfil financiero de empresas privadas. A su regreso desde New York, donde recorrió universidades, empresas y bancos instruyendo acerca de la dinámica de la renegociación de deuda que lleva adelante el país, dialogó con PULSO, y se refirió a la situación de las empresas en relación a la deuda.
P: ¿Cuál es el escenario de máxima y cuál el peor en relación a la re negociación de la deuda?
R: El mejor. Acabo de llegar de New York. Yo creo que con tres años de gracia sin amortización de capital ni intereses, se puede aplicar políticas de estimulo a la demanda agregada y el país arranca fuerte. El peor. Default desordenado donde no cobra nadie, no crecemos y se multiplican los conflictos ya que hay “mala praxis” en la concesión de los desembolsos repentinos del FMI, luego de 13 años de desvinculación. Me imagino Cortes Internacionales, Naciones Unidas. Mucho ruido.
P: ¿Cuál es la situación de las empresas en relación a la deuda?
R: Algunas empresas que andan mal financieramente, se timbearon con el “curro trade” y no supieron salir a tiempo. La plata esta afuera y las deudas adentro, por eso los bancos los acosan. Los que salieron a tiempo ganaron fortunas en dólares. Los que son afectados por el país, no es por el sector publico, sino por la recesión que lleva siete trimestres consecutivos.
P: ¿Cómo afecta el reperfilamiento de la deuda privada a empresas de un sector como Vaca Muerta?
R: Yo he trabajado como ejecutivo de una empresa cuando Argentina ya estaba en default con Alfonsín y nadie le prestaba un dólar. Un banco llegaba con un helicóptero y aterrizaba en la empresa para visitar la fabrica. Las tasas eran Libor mas 25 basis points. No deberían afectar a las que son el núcleo. A las periféricas que están mal porque eran proveedoras de YPF y el gobierno anterior las maltrato, deben encarar una reestructuración de la deuda y tienen un potencial de negocios extraordinario.


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