La coherencia de Polesello en muestra del Recoleta
Distintos períodos de la producción del artista celebran 47 años de trayectoria.
BUENOS AIRES, (Télam).- La muestra de Rogelio Polesello que se acaba de inaugurar en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta traza ejes entre distintos períodos de la producción del artista plástico y destaca la coherencia de su discurso estético.
Como celebración de sus 47 años de trayectoria, Polesello presenta una selección de obras que incluyen tres o cuatro núcleos principales, entre ellos un conjunto de telas recientes de gran tamaño realizadas en 2003, 2004 y 2005, cuyas formas abstractas geométricas blandas parecen responder a un tipo de descentramiento de una geometría alguna vez más rigurosa. También se exhiben en esta ocasión obras relacionadas con los trabajos del gran mural de Ezeiza (2001); un conjunto de 1996; algunas de sus lentes de acrílico de 1966-1969; objetos pequeños del mismo material y un grupo de trabajos sobre papel de 1959.
Polesello (Buenos Aires, 1939) adhirió tempranamente a la abstracción geométrica: complejizó la opción con el estudio de los comportamientos perceptuales desarrollados por el optical-art y allí encontró el cauce para lograr el movimiento que la pintura y la escultura sólo pueden representar o sugerir.
Para desarrollar su obra, Pole -apelativo usual del artista- interrogó las investigaciones de los artistas renacentistas, barrocos y manieristas. Efectos ópticos, deformaciones y anamorfosis forman parte de la sistemática búsqueda que desembocó en el optical art y el cinetismo.
La muestra de la sala Cronopios registra los tramas monocromas sobre papel de fines de los años cincuenta. La marca de Víctor Vasarely subyace en estas obras que exploran las relaciones de figura y fondo y la capacidad de sugerir movimientos virtuales a partir de formas geométricas.
El acrílico fue una incorporación fundamental en la obra del artista, que advirtió los potenciales artísticos del nuevo material industrial, utilitario, y lo transformó en lente magnificador del que obtuvo comportamientos prismáticos que componen y fragmentan las formas y colores que reflejan.
Pero este novedoso recurso produjo un cambio cualitativo: la interacción de su
perficies bidimensionales intervenidas por pantallas traslúcidas supone la intervención del espectador.
La muestra del Recoleta se transforma en caja virtual de sorpresas, ya que puede vivirse como una linterna mágica, gran caleidoscopio en el que se funden las experiencias gozosas de la infancia con la madura determinación del artista.
El concepto rector ha sido el de unir la producción última con una selección de obras de su primera década productiva.
Polesello vuelve a jugar y lo hace por todo lo alto. El espacio del Centro Cultural Recoleta se transforma en patio de recreo para el público cuya participación es inducida por el artista.
El recorrido de la mirada llevará al espectador a circular entre las piezas de ese juego, donde ellas tomarán su verdadera dimensión, e inevitablemente conducirán a formular cotejos, establecer relaciones, paralelismos y oposiciones.
Se trata de un gran momento para el artista argentino. Su muestra en la sala Cronopios tiene correlato legitimador de prestigio en la exposición Fundación Proa. No es poco mérito que en la colección de arte del siglo XX que Rufino Tamayo donó a México se incluya una obra de Polesello.
La muestra puede visitarse en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta,Junín 1930. De martes a viernes de 14 a 21; sábados y domingos desde las 10.
BUENOS AIRES, (Télam).- La muestra de Rogelio Polesello que se acaba de inaugurar en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta traza ejes entre distintos períodos de la producción del artista plástico y destaca la coherencia de su discurso estético.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios