La Convención Constituyente en acción

por HUGO PRIETO (*) Especial para «Río Negro»

A casi dos meses de instalada la Convención Constituyente provincial y a pocas semanas de su clausura, puede ya hacerse un balance provisional de lo hasta aquí actuado.

A ninguna de las fuerzas con representación en la Convención Constituyente le satisface plenamente su accionar. Al Movimiento Popular Neuquino, porque debió resignar varias de las propuestas que enarbolaba, como la del régimen electoral o las vinculadas a la explotación de los hidrocarburos. A los partidarios del «no», porque no lograron impedir –como se habían propuesto– cualquier modificación (hasta aceptaron muchas de las nuevas normas sancionadas). A los integrantes de la disminuida bancada de lo que fue el Frente Cívico para la Victoria, porque finalmente debieron ajustarse a los acuerdos preelectorales y no a los que suscribieron después de las elecciones para imponer al presidente, realizar sólo dos modificaciones condicionadas y terminar rápidamente con la molestia. A Patria Libre, porque no pudo o no supo adquirir el protagonismo, especialmente mediático, al que aspiraba. Al bloque de la Unión Cívica Radical, porque si bien serán admitidos muchos de sus 27 proyectos, debió sufrir las calumniosas invectivas del resto de la oposición, de la que se diferencia por la cierta pretensión de constituirse en alternativa de gobierno en el año 2007.

Pero esa insatisfacción de las parcialidades políticas resulta, en realidad, absolutamente positiva si se analiza la cuestión desde una perspectiva general, más desapasionada y con miras hacia el futuro.

Porque, pese a las dificultades iniciales, en particular al uso de la injuria como arma política y a la judicialización como estrategia para impedir que se haga efectiva la mayoritaria voluntad reformista del electorado, el desarrollo de la Convención Constituyente permitió la construcción de consensos, más o menos extensos y con distintos partícipes (en los que siempre estuvo el MPN, pero no siempre la UCR, el Frente Cívico para la Victoria, Patria Libre o UNE). Hasta hubo normas aprobadas por unanimidad de los 35 convencionales, como la coparticipación de los recursos provinciales.

La consecución de tales consensos quedará expresada en diversas normas vinculadas al diseño institucional (como la prohibición de reelección por más de un período, el Consejo de la Magistratura, el defensor del Pueblo), a nuevos derechos y garantías (medio ambiente, amparo, hábeas data, derechos reproductivos y sexuales, derechos del niño, etc.), a la reivindicación de derechos de la provincia frente a la Nación, al fortalecimiento y jerarquización de los municipios (cartas orgánicas, sucesión de los intendentes, coparticipación de recursos, etc.)

Los consensos obtenidos fueron resultado del análisis y debate de los distintos temas, y a la legitimidad jurídica de la Constitución reformada le adicionarán la legitimidad política y, consecuentemente, la estabilidad que requieren los textos constitucionales.

Quedan dos asignaturas pendientes: el reconocimiento de los derechos de los indígenas, lamentablemente frustrado por la intransigencia de quienes pretenden defenderlos a ultranza, y el del régimen económico, específicamente lo relacionado con la explotación de los recursos del subsuelo.

Lamentablemente, en una provincia que huele a petróleo, la cuestión no fue puesta sobre la mesa por el oficialismo en la campaña electoral, lo que impidió un debate serio y responsable de todos los actores políticos, porque el petróleo y el gas son de todos los neuquinos, de nuestra generación y de las que siguen. Y, en el otro extremo, por la irracionalidad de los que pretenden mantener inalterable el texto de cláusulas incumplibles, que prevén la explotación por Yacimientos Petrolíferos Fiscales, que ya no existe por decisión de peronistas y empenistas, entre otros. El tema no llegó al recinto, circunstancia que, en lo personal, evitó ponerme en la disyuntiva de no votar las modificaciones por no haber sido expresamente incluidas en los 15 puntos propuestos por el Frente Cívico para la Victoria, o la de votar de acuerdo a mi convicción y a la posición públicamente sostenida por la Unión Cívica Radical y que el proyecto presentado por el diputado Inaudi en abril de 2004 previera expresamente.

Lo cierto es que, aún incompleta, la reforma constitucional será buena, porque mejora notablemente el texto vigente.

Y superadas las asignaturas pendientes, después del debate racional de las distintas posiciones, la obra será completa.

 

(*) Convencional Constituyente neuquino de la UCR.


por HUGO PRIETO (*) Especial para "Río Negro"

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