La Copa Mundial, la productividad y la política

Por Andrés Oppenheimer

Habrá una caída brusca de la producción en Europa y América Latina a partir del 31 de mayo, cuando empiece la Copa Mundial de Fútbol? ¿Se resentirán las economías?

No se rían. Son preguntas que se están haciendo los analistas de Wall Street y economistas independientes al ver los horarios de los partidos del mundial en Japón y Corea del Sur. Debido a la diferencia de hora con el Lejano Oriente, la mayoría de los partidos serán televisados temprano por la mañana en Europa, y en el medio de la noche en el hemisferio occidental.

«Todas las copas han afectado la competitividad, y ésta por el horario va a ser peor»», señala Isaac Cohen, un economista y ex director de la oficina de la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas en Washington. «Muchos van a ver los partidos a las 3 a.m. y van a estar completamente incapacitados durante el día»».

En efecto, América Latina puede sufrir las consecuencias más serias, porque los argentinos, brasileños, mexicanos y otros pueblos futboleros deberán ver a sus selecciones en partidos que empiezan a las 2:30 de la madrugada. Y cuanto mejor les vaya a sus equipos, más gente va a querer ver las selecciones de otros países, para darse una idea de cómo están jugando los equipos que podrían ser sus posibles rivales en las siguientes rondas del campeonato.

«El Mundial definitivamente va a tener un impacto a corto plazo en la producción»», me dijo Jim O»Neill, jefe de investigaciones económicas globales de Goldman Sachs en Londres, quien acaba de publicar un informe de 56 páginas titulado «El Mundial y la economía»».

Michael Gavin, director de investigaciones económicas de UBS Warburg en Nueva York, sospecha que «la gente va a llegar al trabajo con los ojos colorados y puede que trabajen con menos entusiasmo. Es difícil saber si esto se verá reflejado en las cifras, pero es una pregunta válida»».

Los economistas hacen un cálculo simple: si una buena parte de la población llega a trabajar dos horas tarde los días del Mundial, habría una reducción del 25% en el horario laboral. Asumiendo que la mayoría trabaje por lo menos una hora extra para recuperar el tiempo perdido, se podría calcular una reducción del 10% en la jornada laboral. No es una cifra nada desdeñable en varios países latinoamericanos que atraviesan serios problemas económicos.

Pero antes de darles mi propio pronóstico, veamos el lado positivo de las cosas. Varios economistas dicen que aunque millones de fanáticos trasnochados parecerán zombies en las próximas semanas, también habrá un incremento del consumo en los países a los que les vaya bien en el torneo.

En Brasil, las ventas de cerveza Brahma aumentaron un 20% durante el último Mundial de Francia en 1998, y el conglomerado de tiendas Grupo Pao de Açucar dijo que las ventas de televisores y aparatos electrónicos suben un 30% antes y durante los mundiales.

«Si a un país le va bien en el mundial, la gente se siente mejor y consume más»», me dijo Eduardo Lora, uno de los principales economistas del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington. «Puede tener un impacto positivo en la demanda»».

Uno de los países donde el Mundial podría tener mayores consecuencias extradeportivas es la Argentina, que está atravesando por la mayor debacle de su historia reciente, y cuya selección de fútbol ha sido escogida por apostadores de Londres como la favorita para ganar este Mundial.

En su informe «El Mundial y la economía»», la empresa Goldman Sachs alerta a sus clientes de que cuando el equipo argentino juega, «el país prácticamente se paraliza, con un sentimiento que puede ir de la euforia total cuando gana, hasta a profunda depresión cuando pierde»».

Muchos observadores dicen que, según le vaya al equipo argentino, podría irle a la Argentina.

«Si el equipo pierde, va a haber un impacto muy negativo, porque éste es el mejor equipo que la Argentina ha tenido en su historia y ha creado enormes expectativas»», afirma Eduardo Gamarra, director del Centro de América Latina y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida en Miami. «Pero si gana, va a ayudar a los argentinos a recuperar parte de su orgullo nacional, y puede generar cierto optimismo»».

Mi propio pronóstico. En efecto, el Mundial va a afectar un tanto la producción ¡Pero qué importa! Como cientos de millones de personas en todo el mundo, yo me pienso levantar en el medio de la noche para ver los partidos, y gritaré los goles a riesgo de despertar a mis vecinos norteamericanos, que no conocen la pasión del fútbol. ¡No saben lo que se pierden!


Habrá una caída brusca de la producción en Europa y América Latina a partir del 31 de mayo, cuando empiece la Copa Mundial de Fútbol? ¿Se resentirán las economías?

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