La crisis y sus interrogantes

El gobierno y la oposición se reunieron ayer por primera vez desde el comienzo de las protestas en Egipto, acompañadas por momentos por violentos enfrentamientos. Éstas son algunas respuestas a las interrogantes que plantea la actual situación. ¿Qué hizo posible las conversaciones después de que la oposición exigiera la dimisión del presidente Hosni Mubarak como condición para el diálogo? El movimiento de jóvenes manifestantes se dejó posiblemente convencer por el secretario general de la Liga Árabe, Amre Mussa, que pedía rápidas negociaciones sobre las reformas a seguir. También el llamado “consejo de sabios”, del que forman parte conocidas personalidades egipcias, había advertido del peligro de permitir que crezca el vacío de poder. Esos llamados alcanzaron también a los Hermanos Musulmanes, que querían evitar ser los únicos en rechazar las conversaciones y perder influencia política. ¿Cómo se alcanzó tan rápido un acercamiento? Aunque se puede hablar de un acercamiento éste no debe considerarse un avance sustancial, ya que todavía no hay un acuerdo en torno a la pregunta de qué papel tendrá el presidente Hosni Mubarak hasta las elecciones de septiembre. La mayoría de manifestantes y los Hermanos Musulmanes quieren que el vicepresidente Omar Suleiman asuma de inmediato la responsabilidad y que Mubarak se marche. La cúpula política, sin embargo, quiere que el octogenario líder siga al frente y sólo ceda algunas potestades a Suleiman. Hasta ahora parece que ése es un compromiso pactado con la cúpula militar. Lo importante fue que se hablara de todos los puntos controvertidos, empezando por la suspensión del estado de excepción vigente desde 1981 hasta las condiciones necesarias para los comicios presidenciales. ¿Tendrán los resultados consecuencias duraderas? Todas las reformas alcanzadas ayer y las que se alcancen en los próximos días tendrán validez a mediano plazo. Ello, debido a que los responsables toman en serio la revuelta popular. Ayer, los comités de defensa ciudadana fundados en los primeros días de las protestas controlaron por ejemplo las identificaciones de los policías. Se trata de una nueva actitud de la población que el Estado no podrá ignorar fácilmente. ¿Hay un líder claro en el difuso grupo de opositores? Todavía es muy temprano para saberlo. La evolución positiva es que los Hermanos Musulmanes, el principal grupo opositor, también se sentó a la mesa. El gobierno había prohibido hasta ahora a la organización, pese a que toleraba su existencia. Ello hacía difícil el diálogo con la agrupación islamista. Por otro lado, varias personalidades se posicionaron como nuevos actores influyentes, entre ellos Amre Mussa y el editor Ibrahim al Muallim. El premio Nobel de la Paz Mohammed El Baradei, sin embargo, perdió en parte el protagonismo que había ganado en los últimos días. ¿Sigue Mubarak ejerciendo el control? Es difícil dilucidar qué tanta influencia sigue teniendo. Sin embargo es posible que Mubarak ya haya perdido el poder y que la cúpula militar les esté dando tiempo a él y los suyos para retirarse únicamente de forma ordenada. Pese a que ello daría pie a la impunidad en casos puntuales, el proceso favorecería una transición ordenada sin caos ni violencia.

ESCENARIO

Anne-Beatrice Clasmann DPA


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