La Cumbre que no puede fracasar

Sin acuerdo para cambiar el petróleo por energías verdes.

La mayoría cree que es hora de tomar decisiones políticas. «Si esta cumbre fracasa, quizás no veamos otra», aseguran los ecologistas en las manifestaciones.
El temor a que el fracaso pueda suponer un gran revés para el principio global de cooperación hizo que los negociadores se esforzaran ayer en la Cumbre para la Tierra para superar sus diferencias. Ministros y otros funcionarios negociaban contra el reloj para acordar un plan de las Naciones Unidas destinado a reducir la pobreza mientras se protege el medio ambiente, antes de que los líderes mundiales se reúnan hoy en Johannesburgo, esperando firmar un pacto.

«Son negociaciones difíciles y continúan las intensas conversaciones», dijo la ministra británica de Medio Ambiente, Margaret Beckett.

Una de las líneas de diferencias clave era entre Estados Unidos y los exportadores de petróleo de la OPEP, que se resistían a las peticiones de la Unión Europea y los países en vías de desarrollo para compromisos radicales que van desde cambiar el petróleo por energías «verdes» como la solar o la eólica.

Mientras los ecologistas advierten de que el tiempo se agota para salvar al género humano de él mismo, el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, estaba ya en la ciudad para presionar en favor de un acuerdo. «Si esta cumbre fracasa, quizás no veamos otra», dijo un delegado europeo. «La gente dirá que es una pérdida de tiempo y dinero», añadió.

Hubo progresos durante la noche en Johannesburgo sobre temas como la hasta ahora difícil disputa entre ricos y pobres en demanda de un mayor acceso a los mercados ricos que actualmente se protegen a sus agricultores dando grandes subsidios. Sin embargo, las negociaciones han llegado a un punto en el que se tienen que tomar decisiones políticas, negociando concesiones. Como resultado, el menor nivel de ministros y funcionarios puede depender de la llegada de sus jefes de Estado para superar el estancamiento.

Los países pobres se resisten a los esfuerzos estadounidenses y europeos de que la ayuda se vincule a la lucha contra la corrupción y a la mejora de los derechos humanos, dijeron los delegados. Estados Unidos aún tenía que retirar su oposición al compromiso de proporcionar una sanidad adecuada al Tercer Mundo.

El presidente estadounidense, George W. Bush, despertó la ira de muchos ecologistas por negarse a asistir a la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible y por enviar en su lugar a su secretario de Estado, Colin Powell, que llega esta semana. Las críticas en Europa y en los países en desarrollo acusan a Washington de carecer de voluntad para cooperar sobre temas que afectan a todo el planeta y de abusar del papel de liderazgo que le da su indiscutible estatus de la nación más poderosa. (Reuters)


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