La demagogia transversal

El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJ), anulando el nuevo cuadro tarifario para los usuarios de gas residenciales, merece comentarios de varios tipos.

Entiendo que la CSJ, como corresponde, habrá hecho un fallo ajustado a derecho, como se dice en la jerga jurídica, argumentando que las audiencias públicas son obligatorias, previo a cualquier incremento. Pero, ¿es tan así? Si así fuera, ¿por qué el fallo no alcanza a industrias, comercios y pymes, que deberán pagar los nuevos valores de las tarifas?

Si así fuera, ¿por qué el fallo hace mención a que el costo fiscal no es tan importante, ya que los usuarios residenciales son sólo el 26% del consumo total de gas? Entiendo que, si es ajustado a derecho, no debería tener excepciones (industrias, comercios y pymes), ni tendría que andar dando explicaciones de que el fallo no significa un quebranto grave para el Tesoro Nacional.

Yo acá veo otra cosa. Veo un populismo demagógico, que ya no sólo es propiedad de la dirigencia política, sino que atraviesa a toda la sociedad. En realidad, no es nada nuevo. Los argentinos vivimos de crisis en crisis, con una pobreza estructural que no baja del 30% en los últimos 70 años, y que la parafernalia de planes económicos que hemos implementado en dicho período sólo logró bajarla transitoriamente, para luego emerger, cada vez con más fuerza, cuando llega la nueva crisis.

Sin embargo, los argentinos seguimos creyendo que somos ricos, y en consecuencia, nos permitimos algunos lujos. Por ejemplo, pagar por una boleta de gas, lo que en Brasil y Chile se paga diez veces más, por citar ejemplos cercanos, de países bastante parecidos a nosotros en términos de desarrollo.

Resulta que pagamos un auto, el doble de lo que vale en el mundo; pagamos un pantalón, tres y hasta cuatro veces más de lo que vale afuera; y queremos pagar el gas un 10% de lo que vale. Llenamos el tanque del auto pagando $ 1.000 de nafta; pagamos por una pizza $ 150 y nos parece mal tener que pagar $ 700 por dos meses de consumo de gas. No se entiende.

También es un lujo que algunos argentinos paguen un 10% lo que vale el gas (específicamente la capital federal y el Gran Buenos Aires), cuando el 50% de los argentinos no tiene gas de red y en consecuencia tiene que pagar $ 600 el tubo de gas. Y como si fuera poco, estos últimos también seguirán pagando la inflación que genera el financiamiento con emisión monetaria, de los subsidios otorgados a los primeros.

Hicimos un gasoducto para exportarle gas a Chile, que ahora usamos para importarlo de allí, pagando el precio internacional, y luego entregárselo a algunos usuarios argentinos… a un 10% de ese valor. No se entiende.

Por otra parte, es insólito que, una vez que tenemos un gobierno que está dispuesto a pagar fuertes costos políticos, incrementando tarifas, aparezcan actores importantes de la sociedad, como toda la oposición política, el Poder Judicial y hasta algunos socios del gobierno, oponiéndose a tal sacrificio.

Uno hubiera esperado que los mismos argumentos razonables que dicen defender la CSJ y la oposición no kirchnerista, con Sergio Masa a la cabeza, se hubiesen esgrimido cuando a partir del 2002 se congelaron las tarifas, desconociendo unilateralmente los contratos de concesión de los servicios. Es decir, cuando se gestó la crisis energética que hoy tenemos.

O sea, dicho en otras palabras y para ser más gráfico: resulta que mientras los incendiarios hacían de las suyas la producción de energía caía a pique, cuando pasábamos de exportadores a importadores de energía, hasta gastar u$s 15.000 millones anuales en compras externas; cuando las palabras audiencias públicas sólo figuraban en el diccionario; es decir, cuando se gestaba el incendio, estos referentes no decían nada. Ahora resulta que vienen los bomberos a apagarlo y les dicen que antes de abrir la canilla hay que hacer el trámite de las audiencias, aunque no sean vinculantes. No se entiende. Claro, es Argentina.

Llenamos el tanque del auto pagando $ 1.000 de nafta, pagamos por una pizza $ 150, y nos parece mal tener que pagar $ 700 por dos meses de gas.

Datos

Llenamos el tanque del auto pagando $ 1.000 de nafta, pagamos por una pizza $ 150, y nos parece mal tener que pagar $ 700 por dos meses de gas.

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