La dictadura maniobra y la oposición muestra grietas

ISLAMABAD (AFP) – Pakistán votará para elegir a los diputados de la Asamblea Nacional y las asambleas provinciales el próximo 8 de enero, anunció el gobierno, desafiando así el boicot de la oposición, en plena crisis creada por el estado de excepción.

«El presidente de la República fijó la fecha de las elecciones de la Asamblea Nacional y de las asambleas provinciales el 8 de enero», anunció el presidente de la Comisión Electoral, Qazi Muhammad Farooq.

Por su parte, el ministerio del Interior anunció ayer que fueron liberadas unas 3.400 personas, en su mayoría abogados y militantes de partidos político, detenidas o en arresto domiciliario en base al estado de excepción y que pronto liberará a otras 2.000. Sin embargo, detuvo a unos 150 periodistas durante una marcha por la libertad de expresión.

Washington está ejerciendo una fuerte presión sobre el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, para que levante el estado de excepción que decretó el 3 de noviembre. Sin embargo, Musharraf ya ha reiterado que mantendrá esa medida ante el incremento de los atentados islamistas.

Musharraf tomó el poder hace ocho años mediante un golpe de Estado y fue confirmado en 2002 como presidente de la República Islámica de Pakistán, una potencia nuclear de 160 millones de habitantes. El 6 de octubre pasado fue reelegido por el parlamento pero su victoria no pudo ser proclamada oficialmente porque la Corte Suprema debía antes pronunciarse sobre su elegilibidad. Musharraf proclamó el estado de excepción debido a que la mayoría de sus jueces le eran hostiles, lo que le permitió inmediatamente destituir a los magistrados recalcitrantes.

Una nueva Corte Suprema, reorganizada en forma más favorable, se pronunciará mañana sobre su reelección, una formalidad .

Para la oposición -encabezada por la ex primera ministra Benazir Bhutto-y para Estados Unidos, del cual Musharraf es un aliado clave desde 2001 en su «guerra contra el terrorismo», no se pueden realizar elecciones «libres, justas y transparentes» en un estado de excepción que priva a los paquistaníes de sus principales derechos, como las libertades de expresión y de reunión. Sin embargo, la oposición paquistaní, muy ecléctica y tradicionalmente dividida, no logra unirse. Desde que fue instaurado el estado de excepción, Bhutto ha tenido una actitud fluctuante ante el general Musharraf. La ex primera ministra llevaba meses negociando un acuerdo para compartir el poder con el jefe del Estado .

El ex primer ministro en el exilio, Nawaz Sharif, rival de Bhutto en los ' 90, le prometió su respaldo, pero a condición de que ella rompa con Musharraf y haga un claro llamado a boicotear las elecciones, algo que Bhutto se limitó a «considerar».


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