La dificultad argentina para generar las divisas

Históricamente, la disputa ideológica hacia el seno de las escuelas de pensamiento económico ha tenido una caja de resonancia en países emergentes , donde las particularidades de la estructura económica interna impide una extrapolación directa de los modelos econométricos elaborados en los países centrales.

El punto neurálgico en el debate interno de países como Argentina, se centra en la pertinencia de una apertura indiscriminada de la economía nacional. La teoría clásica propone que cada país debe producir aquello para lo que tiene ventajas comparativas y mediante el comercio, acceder a aquello para lo que es ineficiente. El postulado aplica a la libre movilidad de factores, es decir no solo a bienes y servicios, sino a mano de obra, y capitales.

En el otro extremo, se enrolan quienes señalan que es necesario resguardar el trabajo nacional, evitar la competencia desleal, y procurar un desarrollo que contemple el bienestar interno al mismo tiempo que se busca el crecimiento.

Al finalizar el año 2018 y poner en perspectiva los datos que arroja la macroeconomía, se advierte que durante las últimas dos décadas las restricciones que padece la economía nacional, se mantienen más vigentes que nunca.

Crecer con recursos propios

Una premisa básica de sustentabilidad económica, es que si bien pueden existir periodos en que la ecuación financiera arroje un faltante, la salud de un sistema se fundamenta en la capacidad de generar recursos propios para afrontar las cuentas.

La capacidad de un país de generar las divisas que necesita para saldar sus necesidades de financiamiento, es la expresión macroeconómica de esa premisa. Argentina no emite divisas. Por lo tanto la única forma de obtenerlas es interactuar con el resto del mundo y lograr que el monto total de las exportaciones, supere sistemática y sostenidamente al de las importaciones.

Y he aquí nuevamente la discusión: apertura o protección. Los fundamentalistas del libre comercio, abogan que una economía cerrada nunca puede hacer crecer sus exportaciones.

El primer infograma adjunto muestra el saldo comercial argentino desde el año 2000 en adelante. Al observar la serie, queda claro que los postulados teóricos no siempre se traducen en resultados empíricos. En efecto, se aprecia que en el lapso 2000-2014, caracterizado por una política de corte proteccionista, el saldo comercial fue positivo, mientras que entre 2016 y 2018 en que se ha aplicado la apertura y se eliminó gran parte de la estructura arancelaria, el resultado es negativo.

Naturalmente hay matices. El primero podría ser acotar que el nivel de exportaciones alcanzado en el año 2011 (u$s 84.000 millones), es el más alto de la historia argentina. Lo segundo que queda a la vista, es que el saldo comercial comenzó a caer desde 2012, cuando aun regía la política proteccionista.

En efecto, existen dos variables clave que determinan tal secuencia. La primera es el nivel de precios internacionales, que alcanzó un máximo histórico a mediados de los 2000, y que luego volvió a valores terrenales. El segundo es el progresivo atraso cambiario registrado desde 2012, que fomento el impulso de las importaciones. En este sentido, la contracara es el resultado comercial de 2018: la reducción del déficit solo se explica por la devaluación del 102% que tuvo lugar el año pasado.

La foto debiera habilitar dos conclusiones. La primera es que la apertura no garantiza por si misma el ‘regreso al mundo’. La segunda es que se requiere una política que equilibre desarrollo interno con la necesidad de vender los productos argentinos.

Faltante estructural

El segundo gráfico que acompaña la nota, muestra el saldo de la cuenta corriente argentina desde el año 2000. Se trata el saldo entre las entradas y salidas de divisas, incluyendo saldo comercial (bienes y servicios), atesoramiento (fuga de capitales), remesas y gasto en turismo.

La imagen ofrece un panorama acabado de la deficiencia estructural de la Argentina para generar los recursos que necesita.

El faltante crece progresivamente desde 2012 en adelante. Sin embargo, desde la apertura aplicada por el actual gobierno, el rojo en cuenta corriente pasó de u$s 16.806 millones en 2015 a u$s 33.300 millones en 2018. En pocas palabras, se duplicó.

Si de generar los recursos se trata, la forma más acabada de comprender la situación es comparar el saldo de cuenta corriente en relación al total de bienes y servicios que Argentina genera en un año (PBI). Al hacer el cálculo, resulta que en 2015 el déficit de cuenta corriente era de 2,6% del PBI, mientras que al finalizar 2018 es de 8,6%.

Nuevamente, pareciera que la apertura sin un programa de desarrollo que acompañe el proceso, no fue la mejor elección.

Opción: “deuda”

Pedir prestado suele ser la solución más sencilla a corto plazo. Los problemas se presentan cuando la deuda se acumula y las dificultades para generar recursos propios se mantienen.

Esa parece ser la secuencia de Argentina en los últimos tres años. El tercer gráfico muestra la deuda externa argentina desde el año 2000. Se observa el efecto en la reducción del stock por a raíz del canje emprendido por el ex Ministro Lavagna en 2005. Se aprecia además, un sendero de crecimiento estable de las acreencias entre 2006 y 2015. Por último se advierte el crecimiento exponencial entre 2016 y 2018. En ese lapso, la deuda pasó de u$s 152.600 millones a u$s 349.000 millones, creciendo, un crecimiento de 129%.

En términos del producto, y en base a los datos que ofrece el actual Ministerio de Hacienda de la Nación, el ratio Deuda/PBI pasó del 25% en 2015 al 91% en 2018. Significa que hasta hace tres años hacía falta un cuarto de lo que Argentina produce en un año para hacer frente a los compromisos, mientras que en la actualidad se necesita prácticamente la totalidad del producto de un año.

Un tercer elemento que confirma las dificultades que presenta en el mediano plazo, una política de apertura sin estrategia de inserción y desarrollo.

Datos

“El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos va a tener un ajuste externo de casi 3,5 puntos a lo largo de este año”.

Nicolás Dujovne,ministro de Hacienda de la Nación

En medio de la histórica disputa entre apertura o protección, la economía nacional hace años que no logra saldar sus cuentas con recursos propios.

Pulso

Pulso Económico

Datos

8,6%
Lo que representa el déficit de cuanta corriente en relación al PBI. Asciende a u$s 33.300 millones.
5.667
Los millones de dólares a los que ascendería el rojo comercial a fines de 2018.
349.327
Los millones de dólares a los que asciende la deuda externa argentina al finalizar 2018. Aumentó 129% en tres años y representa 91% del PBI.
“El déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos va a tener un ajuste externo de casi 3,5 puntos a lo largo de este año”.
En medio de la histórica disputa entre apertura o protección, la economía nacional hace años que no logra saldar sus cuentas con recursos propios.

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