La doble puerta del equipo energético de Macri
Incompatibilidades
Con un retraso de varios meses, la Oficina Anticorrupción que conduce Laura Alonso “aconsejó” al ministro de Energía, Juan José Aranguren, que tomara alguna medida con sus acciones en Shell. No sólo le sugirió que las venda –algo a lo que el ex-CEO finalmente accedió– sino que también propuso colocarlas en un fideicomiso ciego, como si los títulos dejaran de cotizar cuando los maneja un tercero.
Aranguren vendió a regañadientes. Perdió dinero, según contó, por la baja cotización del crudo. Algunos especulaban con que los títulos –que provienen de un premio por su retiro– tenían alguna traba para hacerlos líquidos.
Ya no interesa demasiado. La medida es correcta, y despeja dudas sobre posibles beneficios que el ministro pudiera haberle generado a su exempleador, un jugador que cada vez tiene más peso en el sector.
El problema se traslada ahora a su gabinete. Son varios los miembros del ministerio que poseen acciones en empresas que de algún modo quedan bajo su órbita. No quiere decir que vayan a favorecerlas, pero sí que podrían hacerlo. En todo caso, termina siendo una cuestión de fe.
Pequeñas delicias de un gabinete de ex-CEO.
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