La elección de la palabra no es neutra

PARÍS.- ¿Son “inmigrantes”, “refugiados” o “clandestinos”? ¿Puede hablarse de “crisis migratoria” ante la llegada a Europa de miles de hombres, mujeres y niños que huyen de las guerras, las persecuciones o la miseria en Oriente Medio o África? La elección de las palabras no es neutra. Ese fenómeno de desplazamiento ocupa la primera plana de los medios de información, y a los debates sobre las tragedias se agrega una polémica sobre la manera de nombrar a esas personas. La palabra “inmigrantes” se ha impuesto en el vocabulario de políticos y medios de prensa. En Italia, el líder de la ultraderechista Liga del Norte, Matteo Salvini suele hablar de “clandestinos”. La agencia de prensa polaca PAP opte por “inmigrantes ilegales”, calificativo que evitan muchos medios de información, que optan por “inmigrantes sin papeles” o “irregulares” para no darles una connotación peyorativa o delictiva. “El término genérico de ‘inmigrantes’ no es pertinente para describir los horrores que ocurren en el Mediterráneo”, escribió Barry Malone. Además, la palabra inmigrantes “distancia y deshumaniza”. En teoría, un inmigrante es una persona que se fue de su país para instalarse en otro, lo que puede incluir también a un refugiado (según los criterios de la Convención de Ginebra) o a un solicitante de asilo. Pero “la palabra ‘inmigrante’ transmite la idea de elección, y presenta el problema desde el ángulo de la gestión de flujos que deben controlarse”, estima Eve Shahshahani, de la ONG Acat (Cristianos por la Abolición de la Tortura). Ella prefiere la palabra “exiliado”, porque ésta significa “que no se ha tenido elección, sea por motivos económicos o políticos”. (AFP)


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