La escuela agropecuaria está llena de falencias

ROCA (AR).- Los alumnos de la escuela agropecuaria de Roca podrán comenzar sus clases en las instalaciones de la ex Emeta después del receso invernal.

Actualmente los estudiantes están asistiendo a las instalaciones del colegio San Miguel, limitados únicamente al cursado teórico, por lo que pierden así la mitad del año que consiste en la práctica, pensada para ser efectuada en un establecimiento como el que originalmente se les asignó. Hay que recordar que el predio de Paso Córdoba durante este tiempo estuvo siendo utilizado para el alojamiento de los presos de buena conducta.

Mirta Gómez, directora de la escuela, explicó que «están desalojando los internos, luego habría que limpiar y empiezan las clases indefectiblemente después de las vacaciones de invierno». Entre tanto, los alumnos ya perdieron gran parte del contenido práctico del año.

Otro dato preocupante sobre el presente de la escuela agropecuaria tiene que ver con los fondos para solventar las actividades.

En este punto hay que dejar en claro que a pesar de haber sido impulsada por la Asociación Civil Escuela Agropecuaria de Roca, el proyecto fue tomado por el Consejo Provincial de Educación pero en la conducción del establecimiento nada tienen que ver las entidades promotoras.

Sin embargo, parece ser que el CPE no garantiza los bienes indispensables para la currícula diferenciada del establecimiento y luego de haber sido apartados, las ongs recibieron pedidos de colaboración por parte de docentes y directivos de la escuela agropecuaria.

La secretaria del colegio, Elizabeth Ibarra, informó que «con los papás se hicieron pedidos a las autoridades, al intendente y al gobernador y no hubo respuesta, por eso tuvimos que acudir a las colaboraciones». Ibarra se refiere con esto a los llamados que efectuaron a distintas organizaciones con el objetivo de recibir la ayuda necesaria para reiniciar las clases en el edificio de Paso Córdoba.

Con preocupación

Uno de los llamados llegó hasta la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio (CAIC). «Recibimos una nota para ver si podíamos colaborar con la escuela, y por un lado fue una satisfacción, pero por el otro una preocupación», explicó Carlos Levín, secretario de la CAIC y agregó que «era un proyecto que le gustó a todos, ya que una actividad agropecuaria como la regional, que genera decenas de millones de dólares no puede darse el lujo de no tener un lugar donde formar a gente capacitada para llevar adelante esta industria».

«Estuvimos desde el primer momento, y lo que trabajamos durante 4 años se tiró por la borda» se quejó Levin al analizar la situación actual del colegio. «En mayo del año pasado tenían que iniciarse las clases, y esta espera muestra que no se está respondiendo a lo que la gente está demandando», sostuvo.

El proyecto que tanta expectativa generó en su concepción hizo agua pronto, y se transformó en un gasto que no pudo ser sostenido. Actualmente la CAIC analiza el pedido de la dirección de la escuela, pero aclara que la actitud del Consejo Provincial de Educación no fue la apropiada: «Cuando empezás algo, tiene que estar bien aceitado, porque las cosas no se arreglan sobre la marcha», puntualizó Levín.