La eterna interna

Columna «En la cocina»

Entré al quincho justo en el momento en que el gordo Boedo sentenciaba… -¡Final! ¡Todo cambia! ¡Caperucita tiene un cabaret en New Orleans…! ¡Y su abuelita ya no es el ser dulce que conocimos…! ¡Se unió a Ben Laden y lleva la agenda de los atentados…! ¡Siempre sospeché de la vieja… de pibe no me gustaba la veterana… tanta bondad no era real…! ¿Y el Lobo Feroz? ¿Se acuerdan del Lobo Feroz? Bueno, ¡el Lobo feroz se jubiló y teje ropa para niños! ¡No jodamos más…! ¡Todo mudó…! ¡Barba Negra…! ¡Tremendo Barba Negra! ¡Bueno, Barba Negra se depiló y se dedica a la jardinería…! ¿Y Freddy Kruger? ¿Remember Freddy! ¡Malo entre los más malos! ¿Saben en qué terminó Freddy…? ¡Enseña manicura! ¡Y María Julia…! ¡Glotona del discurso único, la verdad absoluta y excluyente…! ¡Todos los demás éramos basuras… ignorantes, descarte genético…! ¡Ahí la tenés a María Julia…! ¡Portland para María Julia! ¡Ya no es más María Julia… ahora es la interna no sé qué número! -dijo el gordo Boedo y me miró. -¿Qué te pasa? -le pregunté -¡Estoy harto Eduardito! En un mundo donde todo evoluciona hacia incluso sitios que desconocemos, y eso es lo que tiene de atrapante este irse para adelante… bueno en un mundo donde lo permanente es antiguo… en ese mundo, los radicales rionegrinos se empecinan en hacer lo mejor que saben hacer: interna… ¡Chamuyo, rosca, interna… interna, rosca, chamuyo! -respondió el gordo. -¡No te puede extrañar…! ¡Al día siguiente que Alem fundara el radicalismo su sobrino Hipólito se cruzó de vereda y le empezó a hacer la interna! -acotó Ludovico. -Fijate lo que pasa en el Consejo de Educación… ¡A cara de perro entre el ministro Ruiz Rodríguez y su vice, Wálter Azcárate! -¡Joder… para ponerle cara de perro a Azcárate hay que tener trucha…! ¡Porque Wálter se pone traje blanco, camisa negra, corbata plateada y pinta para matón marroquí! ¡Los antropólogos están esperando que les done el mate! -comentó Ludovico. -¡Sí, sí… pero el pibe Ruiz Rodríguez también tiene lo suyo… Aumentó unos kilos… ya no es el pálido de mate y ‘marroco’ de cuando asumió en diciembre… ¡Y los Rodríguez Boys que tiene a su lado deben ser tremendos a la hora de saturar quinotos! -dijo Ludovico. -¡Lo vuelven loco a Azcárate! Noches pasadas se quedó laburando sobre los números del presupuesto de Educación. Estaba solo… Madrugada… llovía sobre la linda Viedma… Wálter sumaba… de golpe reflexionó: “Dos más dos: cuatro”… Y una voz le respondió “cinco”… -¡Miró para todos lados, no había nadie! Acreditó la voz al cansancio… ¡Y otra vez: “Dos más dos: cuatro”!… “¡Cinco!”, le respondieron. -¿Y? -¡Y Azcárate se volvió loco…! Luego se serenó y largó un anzuelo… “¡Tres más tres: siete!”… “¡Seis!”, le respondieron, y Wálter salió corriendo despavorido… ¡Anda con una persecuta de aquéllas…! ¡Dice que los “Rodríguez Boys” lo tienen filtrado! -dijo el gordo. -¡Y para colmo lo gastan en las reuniones del gabinete. Días pasados, Wálter, que en Educación está a cargo de todo menos del área pedagógica, dijo que hay escuelas con los techos a la miseria. -¿Y? -preguntó el gordo…. -Y nada… los “Rodríguez Boys” lo miraron con desdén…. casi como diciéndole… al mejor estilo de Bugs Bunny “¿Qué hay de nuevo viejo?”. Y Wálter insistió hasta que un “Rodríguez Boys” lo cruzó… -¿Qué le dijo? -Que las nuevas teorías pedagógicas no necesariamente hacen del techo un factor esencial en el proceso educativo… -¿Y Wálter? -Una semana con respirador artificial -comenté y abrimos un tinto…

Eduardo Gilimón


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