La falta de acceso a la información de las personas sordas

Muchos oyentes creen que el acceso a la información de las personas sordas se resuelve escribiendo o hablando lento, que los sordos tienen más facilidad para leer los labios. Pero no. Más del 80% de la población sorda de nuestro país es analfabeta funcional y muchos desconocen el idioma español en su modalidad oral o escrita. Esto es así porque a diferencia de las personas oyentes que aprendemos a hablar escuchando a nuestros padres, una persona sorda no puede hacerlo. Su lengua natural es la Lengua de Señas Argentina (LSA), pero más del 90% de los padres de niños sordos son oyentes que desconocen la LSA. Cuando un niño no adquiere una lengua que le resulta natural, ve seriamente comprometidas sus posibilidades de expresarse, de comunicarse, de comprender el mundo que lo rodea. Necesitamos de palabras (pronunciadas o señadas) para pensar, para conocer el mundo, para comprender lo que sentimos, para comunicarnos. Por eso, el 19 de septiembre se conmemora en Argentina el Día del Sordo/a. El objetivo de esta fecha es sensibilizar a la comunidad en general acerca de la no discriminación, y fomentar la integración de las personas sordas y oyentes a través de la puesta en común de sus realidades y el respeto de nuestras diferencias. La fecha solicitada por la Asociación Sordomudos de Ayuda Mutua (ASAM) fue decretada en 1959, y recuerda el día de la creación del Primer Instituto educativo nacional para sordos, el 19 de septiembre de 1885. A nivel mundial, el equivalente de esta fecha es la última semana completa del mes de septiembre, en recuerdo del primer Congreso de la Federación Mundial de Sordos (FMS). Los niños sordos son, en muchos casos, víctimas de una mirada clínica que reduce toda la estimulación y la enseñanza a la rehabilitación de sus habilidades para pronunciar palabras descuidando el aprendizaje de contenidos y obstaculizando el acceso a una lengua que les permita desarrollar el pensamiento. Esta orientación incentiva a sus padres a continuar en casa las actividades de rehabilitación y todos se pierden el placer de los cuentos, los juegos y las conversaciones familiares. Pero existe otra mirada, que reivindica a la comunidad sorda como una minoría lingüística y cultural, cuya lengua es la Lengua de Señas Argentina (LSA). La LSA es una lengua diferente del español, que no lo imita ni lo representa mímicamente. Una lengua completa, que permite la expresión de ideas complejas y abstractas, con una estructura gramatical particular y un vocabulario propio. La LSA es una lengua visual que se sirve del movimiento entre sus elementos y que es ágrafa, es decir que no se escribe. Si se respetan los derechos de los niños, niñas y jóvenes sordos a una educación accesible y de calidad, ésta será bilingüe (en LSA y español) y culturalmente visual. El camino de aprendizaje les permitirá acceder a toda la información disponible en forma escrita y generar sus propias expresiones en la lengua que deseen. De este modo, los sordos tendrán la oportunidad de participar activamente en la sociedad y de intervenir en las políticas que los atañen. (*) Asociación Civil Canales www.canales.org.ar

SILVANA VEINBERG Y SILVANA BONNET (*)


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