La familia cree que en breve no habrá reunión

El canciller Rafael Bielsa ratificó ayer a Roberto Quiñones, hijo de la médica cubana disidente Hilda Molina, la «predisposición» del gobierno de continuar con su pedido ante Cuba para que autorice a su madre a viajar a la Argentina, y le confirmó la realización de «gestiones diplomáticas» a través de España.

Quiñones, por su parte, solicitó a Bielsa una reunión con el presidente Néstor Kirchner «para plantearle nuestro punto de vista, de familia», acerca del caso que involucra a su madre, aunque admitió que descree que «en el corto plazo», esto es para las fiestas de fin de año, pueda reencontrarse con Molina.

«El gobierno no nos va a dar la espalda en esto» pero dicen que «los dejemos trabajar y tengamos fe en ellos», relató Quiñones, quien se manifestó «muy conforme» con el encuentro, porque «Bielsa no ratificó la predisposición y nos dijo que tiene orientaciones precisas del presidente para que no son sintamos solos».

El canciller recibió en su despacho a Quiñones y a su esposa, durante una reunión que se prolongó por una hora, donde le presentó a los funcionarios que serán sus interlocutores: el Representante Especial para Derechos Humanos, Horacio Méndez Carrera, y Jorge Cardoso, asesor del vicecanciller Jorge Taiana.

Precisamente a Taiana, quien había estado en desacuerdo con el modo en que se estaba gestionando el caso Molina por parte de la Cancillería, Quiñones le pedirá una reunión en los próximos días -a sugerencia de Bielsa- para «limar asperezas» tras la renuncia obligada del ex jefe de Gabinete del canciller, Eduardo Valdés.

Por su parte, la Cancillería emitió un breve comunicado en el que afirma que «el gobierno argentino sigue interesado en las aspectos humanitarios del caso y seguirá explorando por la vía diplomática todas las vías que tiendan a la reunificación de la familia Quiñones».

Consultado si creía que podría reencontrarse con su madre para las fiestas de fin de año, Quiñones señaló que «en el corto plazo yo diría que no, pero somos optimistas de llegar a la meta deseada en algún momento del año que viene». «Si el presidente fuera tan amable de invitarnos a tomar un café, a una reunión breve para plantearle nuestro punto de vista, de familia, sería de un gran agrado», remarcó Quiñones.