La foto de una muerte que no fue

En 1993 Carter tomó la imagen de un niño y un buitre.

Los grandes íconos fotográficos cargan con su ración de mitología. Pero hay otros en los que la mitología ha virado hacia la leyenda negra. ¿Por qué Kevin Carter no ayudó a la niña a escapar del buitre? No es fácil imponerse a las leyendas, y más cuando estas tienen el color negro de la muerte. El fotógrafo sudafricano Kevin Carter visitó en avioneta la aldea sudanesa de Ayod en 1993 para denunciar la hambruna y la guerra.

Antes de irse, vio a un bebé desnutrido tendido en la arena justo en el mismo plano que un buitre, dos símbolos poderosos que representaban la mejor metáfora de lo que sucedía en aquel lugar en aquel instante, una de las catástrofes humanitarias más importantes del siglo XX.

Carter dejó Ayod sabiendo que había conseguido una gran fotografía y así fue. ‘The New York Times’ la publicó días después con un efecto que él desconocía. La opinión pública se volvió contra el fotógrafo por no haber hecho nada para salvar a la criatura del buitre y lo acusaron de ser el auténtico carroñero de la foto. Un año después, en 1994, ganó el Pulitzer y se suicidó.

Nadie vio morir a aquel bebé y es la propia imagen la que desmiente ese destino trágico, al menos en parte, ya que la criatura de la foto lleva en su mano derecha una pulsera de plástico de la estación de comida de la ONU. A Carter lo criticaron por no ayudar al bebé y el mundo lo dio por muerto a pesar de que el propio Carter no lo vio morir, sólo disparó la foto y se fue. 18 años después un equipo de periodistas viajó al lugar y logró constatar que el pequeño sobrevivió a la hambruna pero que murió hace cuatro años de “fiebres”.


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