La fotografía demanda y otorga 

Los Fotógrafos de la Confluencia citan al salón.

NEUQUEN (AN).- El trofeo mayor es una obra escultórica de Elva Elissetche, artista plástica neuquina premiada y reconocida. Un homenaje a aquellos pioneros que ocultaban la cabeza -no a lo avestruz- sino debajo de un manto de creatividad para tirar el dardo que capturaba el alma al de enfrente y al oculto. Porque casi, casi siempre el que anda cámara en mano, ama en profundidad este arte: la fotografía le «come» el alma al fotógrafo. Y al fotografiado porque según creían los antiguos, ciertas tribus, temerosas de que le robaran las suyas, se negaban a retratarse.

Desde aquel hombrecito sin cabeza y una especie de bandoneón al frente (visto de lejos, claro está), que tan presto estaba en su taller como disputándole un lugar a las palomas de las plazas, la fotografía desde lo técnico, ha recorrido un camino extraordinario. Una estampida que acompaña o le produce los avances de la computación.

¿Y qué hacemos con las manos?, se preguntaron ante la irrupción de la industria los artesanos. ¿Y qué hacemos con los talentos innatos frente a la fotografía digital y a la cada vez más perfecta cámara automática? ¿Y qué enseñamos en los talleres de fotografía básica y reglamentamos para los certámenes?, es la gran duda que suelen plantearse cada año los organizadores.

En el caso de la asociación Fotógrafos de la Confluencia, el tema se ha zanjado de la manera más sencilla y simple.

Al momento de realizar el lanzamiento del «Segundo salón fotográfico de la Confluencia» año 2000, para residentes del Neuquén y Río Negro, el director de esta propuesta -Jorge Fuentes- aseguró que «la técnica debe ser con el sistema negativo-positivo en las categorías papel color y monocromo». Eso sí, se «admiten procesos especiales fotográficos y fotomontajes realizados mediante cámara-película-ampliadora».

La fotografía que ilustra estas columnas, es el primer premio de la categoría color, perteneciente a la obra «Veranada» de Francisco Caparrós de Cipolletti, quien se alzó con ese galardón en 1999, en oportunidad del primer salón.

Es auspicioso que este grupo independiente de profesionales neuquinos, se animen a tirar al ruedo el segundo salón. Por varias razones. La principal, porque son escasos a nivel nacional los certámenes de la especualidad, luego porque hacia el sur casi no existen o son esporádicos, y finalmente porque a pesar de que el Banco de la provincia del Neuquén retomó el año pasado el salón anual que había desaparecido hacia algunos años, los Fotógrafos de la Confluencia, persisten en su empresa. Y no se achican porque en 1999 tuvieron una respuesta fantástica. Muy buena cantidad y de ese montón -como quien dice- brillaron perlas apreciadas en cuanto a la calidad.

Sobre todo, en la participación hay que estimar que quienes compiten, lo están haciendo por un trofeo, sin que medie el interés por «el vil metal». Aquí no figura el anzuelo del premio en dinero (que buena falta les hace), por un elemental motivo: no hay sponsor ni la propia entidad logra «bancarlo».

Todos los residentes de las dos provincias, aficionados y profesionales, cualquiera sea la edad, pueden participar con fotos de carácter artístico.

Anotar esta fecha límite para enviar los trabajo: 28 de abril, ante la asociación ubicada en Ceferino Namuncurá 812, Neuquén. Para retirar las bases o recibir información detallada, llamar a Rubén Del Punta al fono 0299-4484091 y a Jorge Fuentes al 4775398.

Hay una oferta más. Quienes quieran aprender, este grupo dictará un curso básico de fotografía tradicional. El inicio de esta capacitación es el 16 de marzo a las 21 en el gimnasio del Colegio Don Bosco ubicado en Intendente Cháneton 599 de esta capital. Llamar a idénticos teléfonos. 


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