La gran pirámide

Un engaño sostenido en el tiempo, que ha tenido que sortear controles, perspicacias, intuiciones, habilidades y conocimientos de los operadores del mundo financiero ha sido la estafa de Madoff. Es así que avezados agentes consultores, brokers, bancos, controladores, etcétera, han caído en la cuenta en el 2008 de haber convivido durante mucho tiempo con la maniobra -ahora advertida- que produjo numerosas víctimas con pérdidas por más de 50.000 millones de dólares.

Lo cierto es que la fachada de estos negocios ha sido la sociedad Madoff Investment Securities, fundada en 1960, por intermedio de la cual ofrecía y captaba inversiones de personas adineradas. Resultaba atractivo a los inversores hacer negocios con Madoff, basándose en su prestigio personal logrado en el ambiente financiero y bursátil. Entre otras actividades, fue presidente del consejo de administración del índice Nasdaq, una de sus mejores cartas de presentación.

La sociedad, oficialmente, invertía el capital recibido en acciones de grandes empresas y opciones de compra de esos títulos. A los inversores los captaba ofreciendo altas ganancias de entre el 10 y el 12% anual, fijos sin afectación de los vaivenes de las cotizaciones de mercado, cosa infrecuente en este ámbito. Lo cierto es que invertía sólo una parte pequeña de los fondos y el grueso de las remesas se usaba para pagarles a los clientes anteriores.

Para entender mejor, veamos cómo funciona el esquema de estafa piramidal. En economía se conoce como pirámide a un esquema de negocios que se basa en que los participantes traen referenciados a nuevos con el objeto de que estos nuevos participantes produzcan beneficios a los participantes originales. El requisito principal es que los nuevos ingresantes sean más en cada etapa o nivel que los anteriores. Por ejemplo, el promotor interesa y recibe aportes de seis inversores, éstos a su vez a razón de seis por cada uno presentarán 36, en el siguiente nivel a seis por cada uno referenciarán a 216 y así sucesivamente. En el nivel nueve, la nueva tanda de clientes supera los 60 millones, una vez y media la población de Argentina. El sistema funciona en la medida en que el flujo creciente de víctimas se mantenga, por lo que tarde o temprano ha de colapsar y quedará el tendal de víctimas estafadas.

A este tipo de operación se lo conoce con distintos nombres, como timos de la pirámide, círculos de la plata, células de la abundancia o esquema Ponzi. Esta última denominación se debe a Carlo Ponzi, un italiano que emigró a principios del siglo pasado a Canadá y luego a Estados Unidos, donde desarrolló un sistema piramidal con el dinero que los inmigrantes enviaban a sus familias en la devastada Europa de la Primera Guerra Mundial. El sistema piramidal es conocido desde hace más de 100 años y es considerado como fraude en varios países. Los medios utilizados por Madoff fueron los «hedge funds», fondos de inversión libres, de regulación no estricta, dirigidos a grandes inversores ya que requiere un patrimonio mínimo muy elevado.

La crisis financiera global afectó estas operaciones e ingresaron cada vez menos inversores. Madoff tenía que hacer frente a los pagos de los inversores que querían recuperar su capital y ese dinero se había esfumado al pagar a otros que se habían retirado antes. Ése fue el derrumbe de la pirámide. El patrimonio de Madoff llegó a ser un tercio o menos respecto de los compromisos con los inversores, con lo cual sobrevino la bancarrota. Como hemos dicho, el sistema regulatorio de Estados Unidos no detectó a tiempo el fraude y también se estudia cómo fue que el fraude se extendió a bancos. Con respecto a los pequeños ahorristas, sus colocaciones no corren peligro; en principio, debido a que las operaciones apuntaron a ciertos grupos exclusivos por invitación y, por otra parte, requieren una inversión mínima muy elevada.

Este tipo de operaciones de Madoff se extendió por varios países de Europa, en especial en España. También en la Argentina ha quedado en la vía un grupo de inversores que se vincularon por banca europea e invirtieron en hedge funds por algo más de 60 millones de dólares. También, entre tantas perplejidades que provoca el caso, una es la concentración de la responsabilidad en una sola persona, el vértice de la pirámide; hasta aquí no se ha conocido la vinculación de las respectivas hipotenusas. La natural impaciencia, a no dudar, se debe que estamos en el inicio de la investigación.

 

ALEJANDRO JOFRÉ (*)

Especial para «Río Negro»

(*) Contador público

ALEJANDRO JOFRÉ


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora