La hija de Sobisch dio el 'sí'

NEUQUEN (AN).- La boda de Mariana Sobisch, la hija del gobernador de Neuquén, partió anoche la avenida Argentina y durante un par de segundos los vecinos que paseaban por la feria de los artesanos quedaron paralizados y se hermanaron a los glamorosos invitados. Por unos instantes, también, la banda de roncanroll Claroscoruro que tocaba en el bulevar hizo un respetuoso silencio que se quebró un rabioso riff al mejor estilo del «Carpo».

A las 21:37, Mariana y Jorge Sobisch bajaron de un lujoso vehículo que estacionó en las puertas de la Catedral de Neuquén, en cuyo interior esperaba el novio, Sebastián Albanesi, arquitecto y rugbier neuquino. Padre e hija sonrieron nerviosos y ambos aguantaron el ataque de los flashes sin poder ocultar los ojos vidriosos de lágrimas en penitencia.

La muchacha, de 26 años, arrancó suspiros de las muchas señores que aguardaron delante de la gran puerta de madera.

Una de ellas contó que el vestido de seda y gasa con una trencilla de hilo dorado fue diseñado por Benito Fernández y costó 7.000 dólares.

A no dudarlo, más allá de cualquier costo, Mariana lució sobria y elegante: «be-llí-si-ma», tal como sintetizó una conocida dama de la sociedad neuquina.

En una noche que tuvo como números preferidos los 7 y los 0 se supo que además del precio del vestido de Mariana dentro de la catedral donde descansan los restos de Jaime De Nevares hubo 7000 vatios de potencia sólo en las luces.

Por caso, también se comentó que un conocido bodeguero -anoche estuvieron todos- le regaló a la pareja un sillón de 7.000 pesos.

El cura Carlos Olmos tuvo a su cargo la ceremonia pero Mariana y Sebastián se casaron solos. Esto es: a su tiempo cada uno hizo la propuesta y luego dio el sí. La pareja ya lo tiene decidido: tras el viaje de bodas saltará el charco y se mudará a Cipolletti.

La fiesta, anunciada en el sitio de Internet www.sebastianymariana.com, se iba a realizar al cierre de esta edición en el salón del batallón de Ingenieros 161. Todo estaba preparado, aunque no se sabía qué vinos se iban a beber.

Ofertas no le faltaron a la única hija de Sobisch. Es que su gobierno ha sido un ferviente creador de bodegas.