La historia que atraviesa al Coliseo

Comenzó en el coloso romano una exposición llamada "Sangre y arena".

Con la exposición «Sangre y arena», el Coliseo se narra a sí mismo, para evocar su historia y las aventuras de los gladiadores que combatieron en los más famosos espectáculos ofrecidos al pueblo de la antigua Roma. Maquetas, reconstrucciones, bajorrelieves, armas de desfile exhiben las vicisitudes históricas y humanas de las que fue testigo el majestuoso complejo romano.

Inaugurado por el emperador Tito en el 80 d.C., podía hospedar casi 75.000 personas. Los espectáculos, los festejos y los juegos de los gladiadores duraron 100 días.

La sede de la muestra, iniciada el 22 de este mes para cerrarse el 7 de enero del año próximo, es el mismo Coliseo: los pasillos del segundo orden, en correspondencia del primer nivel de gradas. Organizada por la Superintendencia arqueológica de Roma, con la Superintendencia arqueológica de Nápoles y Caserta, la manifestación es la tercera y la más esperada del programa «Homenaje al Coliseo». El recorrido es accesible también para visitantes minusválidos, gracias a la instalación de un ascensor. Abre la reseña una serie de maquetas, reconstrucciones y pinturas antiguas de la topografía de la zona, antes que se construyera el coloso romano: un valle entre las colinas de Roma (Palatino, Celio, Oppio, Esquilino y Velia), ocupado por viviendas privadas, profundamente modificado por el devastador incendio del 64 d.C. , en tiempos del emperador Nerón.

Los daños fueron tan grandes que impusieron la demolición de las casas populares y de las residencias de lujo. En el área liberada fue construida la Domus Aurea, el palacio imperial de Nerón: un amplio parque rodeado por pórticos, con un espejo de agua artificial en el centro. Todo estaba dominado por una gigantesca estatua de Nerón, el «Colosso» que luego habría dado el sobrenombre al monumento, que en realidad se llamaba Anfiteatro Flavio.

Monedas, relieves, retratos, epígrafes y otros objetos ilustran la construcción del anfiteatro, iniciada por el emperador Vespasiano. La reconstrucción de los modelos de las máquinas escénicas, junto con las imágenes de los preciosos dípticos (libreta encerada para apuntes) tardo-antiguos concluye el itinerario de la exposición. Viéndolos será posible imaginar la entrada en la arena de gladiadores y bestias, mientras el público gritaba desde las gradas. (ANSA)


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