La importación y un polémico comienzo
Esta vez no estuvo el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa para anticipar algo de polémica en la Feria del Libro. Pero temas no faltaron en la apertura de la edición 38: los recientes cruces sobre la importación de libros fueron el plato fuerte de la inauguración, junto con la expropiación de YPF.
“Inaugurar una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires nos llena de alegría”, abrió el juego el presidente de la Fundación El Libro, Gustavo Canevaro.
Pero no todos fueron elogios. Enseguida, el titular de la Fundación formuló algunas reflexiones sobre lo que definió como “panorama confuso que está atravesando la industria editorial argentina, al fin y al cabo, uno de los pilares principales de este encuentro”.
“Ya es de público conocimiento que, desde hace meses, existen conversaciones entre el gobierno nacional y las cámaras del sector para buscar las formas más adecuadas de limitar la importación de libros. Pensando como editor y lector argentino, no puedo más que estar de acuerdo con la idea general de promover la producción gráfica argentina, entendiendo que la misma estimulará una mayor y más eficiente oferta de libros, siempre y cuando se preserve la importación irrestricta de la diversidad bibliográfica que demanda una sociedad acostumbrada y necesitada de la misma”, apuntó Canevaro.
Por su parte, el director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi, fue contundente respecto de que no existen restricciones en vigencia: “Hoy en nuestro país no hay ninguna prohibición para la importación de libros, nadie intenta imponer contenidos, ni el Estado interfiere sobre los libros que se editan o se importan”.
Pero el ministro de Cultura de Buenos Aires, Hernán Lombardi, no pareció de acuerdo: “Queremos libros cuadrados, rectangulares, circulares, livianos y pesados, en blanco y negro y en color, para niños y para adultos, en castellano, en inglés, en francés, en portugués, en alemán, queremos libros en papel y queremos libros electrónicos. Entorpecer la libre circulación de los libros es entorpecer la difusión de las ideas”. “Son los lectores las víctimas”, dijo en un discurso fuertemente aplaudido por parte de los asistentes, y que también recibió abucheos y gritos de desaprobación.
El ministro de Educación nacional, Alberto Sileoni, le replicó: “No parece ser éste un país ganado por el miedo cuando hay un 30% más de expositores en esta feria. Sorprende escuchar algunas intencionadas diatribas en torno a una falta de libertad o en torno a una restricción. No hay un solo libro que esté parado en la Aduana, que esté impedido de entrar”. “No vamos a aceptar ningún tipo de manifestación mentirosa, porque no corresponde y defendemos con todo orgullo el trabajo argentino”, aseveró Sileoni, quien se manifestó plenamente de acuerdo con la decisión presidencial sobre “la soberanía de los hidrocarburos”. (Agencias)
Esta vez no estuvo el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa para anticipar algo de polémica en la Feria del Libro. Pero temas no faltaron en la apertura de la edición 38: los recientes cruces sobre la importación de libros fueron el plato fuerte de la inauguración, junto con la expropiación de YPF.
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