La impronta de Verani

El difunto Pablo Verani no sólo marcó una época como gobernador de Río Negro.

INVESTIGACIÓN

También tuvo una fuerte impronta en el turf zonal. Tanto, que hay muchas voces que aseguran que desde que enfermó, y más con su muerte, ocurrida en septiembre de 2013, varios hipódromos cayeron en desgracia y hasta cerraron sus puertas por un buen tiempo. Siendo mandatario, inauguró el hipódromo de Viedma en marzo de 2001, construido por Viarse con aportes directos o indirectos de la Provincia.

La inversión, según información gubernamental, rondó un millón de pesos (equivalente, todavía entonces, a un millón de dólares). La salida del gobierno del último caudillo radical generó un fuerte revés para este escenario turfístico, que quedó desolado.

«No era el (Julio) Grondona de la actividad, pero tenía una injerencia determinante. Pablo, sobre todo cuando era gobernador, ayudaba mucho a las federaciones y a los organizadores de las carreras. Su mano derecha, Víctor Bucarey, se movía por toda la zona armando los programas». Hay calificativos amigables y no tanto. Ahora, todos coinciden en algo: «Donde metía la mano Pablo, era sinónimo de buen espectáculo». El mismo Verani tenía un famoso haras en una curva peligrosa entre Allen y Roca. Ahí crió varios ejemplares de estirpe, ganadores y que le supieron dar buenos dividendos económicos. Por esas cosas del destino, en esa curva encontró la muerte Bucarey.


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